UNICACH UnicachOK Mtro. Miguel Angel Reyes Ballinas

No vamos a hacer el recuento de los perfiles profesionales, políticos o meritorios de los siete aspirantes a la rectoría de la Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas (UNICACH), básicamente porque eso sería describir carreras públicas y académicas tan disímbolas y ubicadas fuera de lo que realmente requiere en estos tiempos la universidad. Vamos a detallar el por qué UNICACH, hoy, necesita estabilidad interna y consolidación y con ello, va la respuesta tan implícita, como claramente expresada.

Primero, estabilidad

Se trata de que la UNICACH no entre en el terreno pantanoso de la disputa interna, que no se contamine más de política en pos del poder, que las huestes y los grupos conformados al interior --con intereses claros de engullirse unos a otros-- no lleguen a las orillas de la claridad que debe tener el rumbo de la universidad y con ello, consolidar los últimos diez años de crecimiento y expansión que le han valido reconocimiento nacional e internacional.

Y cuando digo que no deben llegar a las orillas de la estabilidad, es precisamente porque las propuestas que hoy estamos viendo inscritas para el proceso del próximo viernes 29, tienen una razón de peso político que traduce en contrapuntear más allá de ganar la rectoría, se trata de mandar un mensaje de supuesta autonomía universitaria que sabe más a revancha y a confrontación con el poder político que gobierna Chiapas.

La estabilidad interna de la UNICACH debe servir para consolidar las estrategias, planes y proyectos de futuro inmediato que están muy ligados a la inversión proveniente del estado: siempre ha sido notorio que la participación del Ejecutivo estatal, cuando se trata de inversión directa para infraestructura educativa, se recibe bien y son los impulsos finales que requiere la gestión de una universidad para ampliar sus proyectos, sus ofertas y sus necesidades a favor de la comunidad educativa.

Este sería un mal momento para UNICACH si a su interior se desata una disputa por el poder más allá de los límites permitidos por la convocatoria a rector, si se ufanan unos contra otros por detentar el poder mismo, mal harían los que se inscribieron sin ninguna posibilidad de triunfo, en romper la estabilidad interna y llamar a la confrontación, desgastar al rival aún a sabiendas que desgastan a la propia universidad. Este sería un mal momento --como lo son los momentos en que se pierde la cabeza y se rechaza a la razón-- para poner a la UNICACH contra la pared, sólo porque no lograron sus aspiraciones personales.

Segundo, consolidación

Y podremos tener opiniones muy diversas en torno al trabajo realizado hasta este momento, podremos enumerar una larga e interminable lista de pendientes, errores, faltantes y metas aún por cumplir, pero este es el momento en que UNICACH debe consolidar un crecimiento y un prestigio como escuela superior que signifique algo más que sólo el alma mater de cientos de miles de chiapanecos: debe ser el momento en que la consolidación, pase por un ejercicio de reflexión universitaria y se opte por el proyecto que solidifique todo lo logrado y establezca con claridad, de dónde viene, en dónde está y hacía dónde va el proyecto universitario de ciencias y artes.

Podremos estar, de acuerdo o no, con la rectoría de Roberto Domínguez Castellanos (porque el ejercicio del poder mismo incluso genera desgaste y antipatías naturales), pero no podemos negar que la universidad ha crecido en torno a su capacidad de gestión, de construcción de acuerdos, primero con Juan Sabines Guerrero y hoy, con Manuel Velasco Coello, que se han traducido en beneficios para la universidad.

Tercero, el espejo de la UNICH

Y para no ir tan lejos, tenemos el caso de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) que cuando la dirigía Javier Álvarez Ramos logró ser el modelo de educación intercultural más representativo del país, pero fueron las luchas internas, la distancia del poder político y las dinámicas internas destructivas que hoy la tienen en niveles bajos de aceptación, en tanto no hay claridad en el rumbo institucional y se percibe el abandono Siberiano al que fue enviado durante esta administración.

Hoy, UNICH es una universidad que anda, que se sostiene, que camina por inercia y porque no le queda más, pero no encuentra su composición interna para volver a los primeros planos nacionales y, muchos de los que están en uno u otro bando, saben bien que cuando comenzaron las luchas intestinas del poder, se dieron un tiro al pie que hoy los mantiene cojeando y les impide retomar el paso sostenido que lograron en seis años.

Cuarto, la propuesta

Esta nueva etapa a la que se va a enfrentar la UNICACH debe servir para "abrir" la escuela de enseñanza superior a los nuevos modelos educativos que requiere el país. Deben implementarse mecanismos de medición a detalle de las metas trazadas, esquemas claros, multifuncionales, que describan avances en un tablero de indicadores, objetivos, metas.

UNICACH no debe liderar la apertura democrática, señalar el rumbo social, trazarlo, medirlo, mejorarlo e innovar en todo su proceso. Es claro el compromiso social con Chiapas, pero falta ponerlo en clara evidencia, acercarlo al ciudadano, que podamos ver en caja de cristal.

Quinto, la continuidad

Me precio de ser un observador agudo del trabajo que Roberto Domínguez Castellanos ha realizado al frente de la UNICACH en estos dos periodos. He criticado en foros universitarios las cosas que se ha dejado de hacer y como debiera ser la opción de cambio. Cuando ha dicho logros, le hemos señalado deficiencias. Y ha sido un rector de las crisis, de oídos abiertos, que entiende que la vida pública es cuestión también de construir, apreciar la critica que ayuda y cerrarse a los necios que todo lo quieren ver en ruinas.

Y por eso hoy, creo que UNICACH necesita de la continuidad efectiva, no sólo para seguir creciendo, sino para consolidarse como opción educativa pública del nivel superior, formando generaciones orgullosas de su alma mater, se necesita de un rector que sepa y entienda cuales son las principales carencias de UNICACH, que tiene el timón en firme, que a pesar de todo, sabe hacia dónde debe llevar el barco y nadie mejor, en estos momentos, para sortear el temporal, que Roberto Domínguez Castellanos, sin duda alguna y a pesar de muchos.