instituto de la fe de sancristobal En la Mira
Héctor Estrada

El ayuntamiento evangélico de Marco Cancino

Poco le ha importado al alcalde de San Cristóbal de las Casas, Marco Antonio Cancino González, las críticas y serias acusaciones sobre la violación que su gobierno ha cometido en contra de la Constitución Mexicana debido a la creación y el funcionamiento de un “instituto de la fe” al interior de la estructura municipal.

El caso fuera de toda lógica jurídica en México ha llamado ya la atención de activistas y especialistas en derecho que exigen de inmediato la intervención de la Secretaría de Gobernación para poner un alto a los excesos del nuevo edil coleto que de manera inconstitucional creo una nueva dependencia evidentemente religiosa, encabezada por un ministro de la iglesia que él profesa.

Y es que, pese a las “huecas” explicaciones que Cancino González dio para tratar de defender la creación del denominado “Instituto de la Fe”, la realidad es que jurídicamente no existen argumentos que justifiquen la creación de un nuevo organismo municipal de este tipo que -a todas luces- atenta contra la garantía de Estado Laico estipulado por el Artículo 130 constitucional.

Para tratar temas de ese tipo existe ya desde hace muchos años y funciona actualmente en San Cristóbal de las Casas una oficina especializada en asuntos religiosos. No había necesidad de formar y asignar presupuesto adicional para una nueva dependencia si la intención era atender conflictos religiosos o gestionar recursos para ese tipo menesteres, como argumenta el alcalde.

El caso de San Cristóbal de las Casas y su nuevo gobierno tendenciosamente religioso merece atención especial por parte de la Federación. Es un ejemplo vergonzoso de lo que puede suceder cuando las autoridades municipales quieren imponer a toda costa sus creencias por encima del Estado de Derecho.

Para entender la situación es necesario conocer el estrecho vínculo que Marco Antonio Cancino González y su familia tienen con las más importantes iglesias evangélicas de San Cristóbal de las Casas y varios municipios de la Región Altos de Chiapas.

Se trata de ese numeroso grupo religioso del que él mismo ha asumido ser parte activa, del que su hermano es líder, y que le ha significado un importante número de votos para ser elegido como diputado durante la pasada legislatura y Presidente Municipal en las recientes elecciones intermedias de julio pasado.

Por eso no debe extrañarse la presencia de acontecimientos como lo sucedido hace sólo unas semanas cuando un grupo de evangélicos se manifestaron para retomar una añeja solicitud que (por raro que parezca) busca promover la modificación del nombre de San Cristóbal de las Casas por el de “Ciudad de Jehová de los Ejércitos”.  

La inconformidad que ha generado el proceder del nuevo alcalde coleto Marco Cancino, no es un asunto en contra de alguna religión en particular, corresponde un innegable abuso de poder, desacato a la ley y una afrenta flagrante a la Constitución, que podrían significarle la remoción del cargo en el peor de los escenarios.

Marco Cancino debe entender, de una vez por todas, el cargo público que hoy ostenta. Es momento de que comprenda que sus creencias religiosas no pueden mezclarse con los asuntos de gobierno para convertir al ayuntamiento coleto en una extensión de su iglesia. Si la lógica y la razón lo alcanzan deberá de inmediato echar atrás el proyecto del “Instituto de la Fe” para finalmente avocarse a asuntos municipales que sí son prioridad.