El fin de año está a la vuelta de la esquina, y los políticos se frotan las manos para recibir los bonos de miles de pesos, en compensación por el “gran” trabajo que han realizado.
En tanto, el resto de los mexicanos tienen que conformarse con los 88.36 pesos, a los que va a subir el salario mínimo a partir del 1 de diciembre.
Con ese noble gesto de aumentar el 10.4% al salario vigente de 80.04 pesos por día, los mexicanos debemos estar felices.
Se supone que debemos sobrevivir con 88.36 pesos diarios, a pesar del alza en productos como el gas que subió tan solo lo que va del mes de noviembre en dos ocasiones y tiene un costo de 380 pesos, el de 20 kilos, tomando en cuenta que es temporada de frio y la gente que no cuenta con calentadores de agua, tienen que usar este combustible para hacerlo, por lo que no durara más de un mes.
Aparte, si sumamos el costo del kilo de tortilla en 15 pesos, un cono de huevo en 48 pesos, el tomate en 20 pesos, el kilo de azúcar 18 pesos, por citar algunos precios, en una familia numerosa los grandiosos 88.36 pesos diarios no alcanzaran.
Eso sin tomar en cuenta, los gastos, como la transportación al trabajo y escuela, pago de agua y luz eléctrica que suben constantemente, renta de vivienda, gastos médicos.
Paradójico que quienes aprueban el salario mínimo tengan los salarios máximos.
Sin importar que en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), se le ha dicho a México que uno de sus grandes problemas es la desigualdad en el salario, mientras que en Estados Unidos se paga 7.25 dólares por hora, que en ocho horas equivalen a 58 dólares.
Haciendo la conversión de los 88.36 pesos mexicanos correspondientes del salario mínimo diario a dólares americanos, nos encontramos que corresponden a 4.74 dólares, una grandísima diferencia con los 58 que se gana en la tierra de Trump.
De ahí que muchos mexicanos se vean en la necesidad de buscar el sueño americano, sin importar el sufrimiento al que vayan a enfrentarse.
En tanto se espera que se tenga un salario mínimo justo, la desigualdad crece, así como la delincuencia, el desempleo, la marginación y sobretodo la corrupción, situaciones que hacen más complicada la supervivencia.