Angel Mario Ksheratto
@ksheratto
Exportando el engañoso “Buen Fin”
Más allá del interés para promover el intercambio comercial entre México y Guatemala, la tentativa de atracción clientelar que de manera un tanto sospechosa hacen organismos y dependencias mexicanas en el occidente del vecino territorio, es igualmente de engañosa que el “Buen Fin”, el fallido programa de oferta y demanda que éste año, dadas las circunstancias financieras y económicas del país, parece estar encaminado a la ruina absoluta. De ahí la urgencia de convocar a los guatemaltecos que, dicho sea de paso, gozan de una moneda estable frente al ambivalente peso.
Todo estaría bien, de no ser porque las condiciones para recibir como invitados a potenciales consumidores, no están dadas, por lo menos, para garantizar su seguridad y el pleno respeto a sus derechos humanos. Dicho de otra forma, no ha habido indicios que los organizadores del asunto, tengan un plan conjunto con las autoridades federales para que los prepotentes y abusivos elementos del Instituto Nacional de Migración, respeten a los guatemaltecos que quisieren aprovechar las “ofertas” en los comercios tapachultecos.
Tampoco hay la certeza de que las policías Federal, Estatal y Municipal, estén dispuestas a dar una tregua a las constantes extorsiones en el tramo de Tapachula a Talismán, o Ciudad Hidalgo y nada se ha dicho sobre las concesiones aduaneras que se vayan a otorgar a quienes vengan a adquirir un bien durante esos días.
En el anuncio oficial para atraer compradores guatemaltecos durante la temporada que dura el engañoso programa, se ha dicho que habrá ofertas en hoteles y restaurantes. La pregunta es: ¿bajo qué regulación? De todos es sabido que Tapachula, en la llamada “temporada alta” de turismo, es una de las ciudades más caras. Un hotel de medio pelo, sin los servicios elementales, puede costar hasta 400 pesos. Uno de cinco estrellas, sobrepasa los mil-mil 500 pesos por noche, si no más.
La información que los organizadores han dado a conocer, establece que solo cinco hoteles ofrecerán “precios accesibles”, lo cual no garantiza el abasto de atención adecuada a los visitantes. Todos sabemos que cuando hay sobrecupo, hay sobreprecios. He ahí el engaño. No se puede tener invitados con la casa sucia.
Por otro lado, debo repetir lo que he dicho desde que se instauró ese programa: todo es una farsa. Ya sabemos que uno o dos meses antes de llegada la fecha del “Buen Fin”, los comerciantes elevan sus precios para poder “bajarlos” llegado el momento. Es decir, los venden a precio normal. No hay ninguna oferta, ningún beneficio para el consumidor.
Éste programa —al que con toda certeza debemos llamar “estafa”—, se creó con el propósito de arrebatar al trabajador, su aguinaldo de fin de año. El mexicano, por naturaleza, es imprudente y desordenado en sus finanzas personales y familiares. El gobierno, la clase patronal y los comerciantes, vieron ahí, la forma de despojar a la gente de su dinero.
La ocurrencia de invitar a nuestros hermanos de Guatemala para que vengan a gastar sus ahorros es además, sintomática. Muchas dependencias de gobierno, no han pagado salarios; en otras, existe la incertidumbre sobre el pago de aguinaldos. Más aún: los exalcaldes, dejaron sin un centavo a los ayuntamientos cuyas nuevas autoridades, han denunciado falta de fondos para pago de sueldos y aguinaldos.
Quizá no sea mala idea atraer clientes de Guatemala, pero es un síntoma de la gravedad de las finanzas en México. Eso debe preocuparnos. Porque no es un trasfondo meramente comercial, sino un ahogado grito de auxilio que refleja no solo una circunstancia pasajera, sino un problema de fondo que debe solucionarse cuanto antes.
Independientemente de las razones verdaderas para la convocatoria al gasto compulsivo, debe haber, por parte de los organizadores, responsabilidad para garantizar la buena estancia de los compradores. ¿Ya establecieron reglas y normas de respeto con los de la Migra? ¿Ya solicitaron a las máximas autoridades policiales que amarren las manos a los policías corruptos que patrullan esa zona? ¿Ya verificaron que los hoteles participantes otorguen el 10, 20, 30 por ciento de descuento efectivo? ¿Ya pidieron a las autoridades aduanales exenciones de impuestos o por lo menos, una rebaja de éstos? ¿Ya checaron que los comerciantes otorguen precios justos? ¿Están seguros que sí habrá rebajas en los precios de los productos? ¿Son productos de calidad? ¿Originales? ¿Legales? ¿Qué pasará con los guatemaltecos que viven en departamentos que no están dentro del esquema del pase local? ¿Buen Fin?