Con la candidatura estatal consumada, Morena se perfila a su definición crucial en Tuxtla Gutiérrez como el municipio que mayor cantidad de votos significa en la entidad. Aquí los bloques e intereses políticos están prácticamente definidos en no más de tres perfiles con posibilidades reales, y uno de ellos es actual funcionario estatal Aquiles Espinosa García.
Pero, más allá de los aciertos o desaciertos en su reciente paso por la administración pública ¿cuáles son sus verdaderos campos de oportunidad para quedarse con la candidatura morenista en la capital chiapaneca?
Aunque la aspiración de Aquiles por Tuxtla tiene mucho más tiempo en el tintero público, la materialización de su precandidatura ha sumado pronto importantes intereses y voluntades. La más determinante tiene que ver justamente con el actual presidente municipal, Carlos Morales Vázquez, y el total apoyo de su estructura política para impulsar la candidatura de Espinosa.
Para nadie es un secreto ya que edil tuxtleco tiene hoy todas sus apuestas en la figura de Aquiles. Ha determinado promoverlo como su relevo y está dispuesto apostar su capital político-electoral para hacerlo su sucesor. Y es que, ya con las candidaturas al gobierno estatal y al Senado prácticamente repartidas en los demás grupos políticos, el ayuntamiento capitalino parece ser la inevitable cuota correspondiente para Morales Vázquez.
Al final de cuentas, la cúpula morenista de Chiapas sabe perfectamente que en la capital estatal la estructura electoral se encuentra prácticamente en manos del actual edil. Dos elecciones municipales consecutivas y cinco años al frente del ayuntamiento le han servido muy bien para amasar un importante número de comités operativos, listos para activarse o desactivarse el próximo año según concluyan los acuerdos respecto a Tuxtla.
Por eso la decisión no es tan sencilla. Carlos Molina es plenamente consciente que arrebatarle a Morales Vázquez la candidatura tuxtleca, y dejarlo sin nada en el reparto de espacios importantes, no sólo significaría un elevado riesgo para la operatividad de la candidatura estatal de Eduardo Ramírez en Tuxtla Gutiérrez, sino también para la cota de más de un millón de votos prometida a Claudia Sheinbaum en noviembre pasado.
Y es que, la capital chiapaneca será punto y aparte a la hora de tomar decisiones. El municipio representa un importante porcentaje de los votos generados a nivel estatal. Tan sólo durante la última elección presidencial de 2018 la capital estatal aportó a Morena alrededor de 100 mil de los 600 mil votos conseguidos en toda la entidad para la candidatura a gobernador, con un porcentaje similar en el caso de la candidatura presidencial.
Esa sería, según versiones emanadas desde la cúpula morenista, la razón principal por la que las voluntades finales podrían terminarse inclinándose a favor de Aquiles. Dejar sin nada relevante al grupo político de Morales Vázquez podría asumirse como traición a los intereses que el edil representa, y eso advierte riesgos innecesarios para Morena en Tuxtla Gutiérrez, pero sobre todo para los votos presupuestados por el candidato estatal.
Finalmente, más más allá de las filias y fobias ciudadanas respecto a la figura del funcionario estatal, hoy Aquiles Espinosa parece haberse colocado en el tablero morenista dentro de una cómoda posición que podría convertirlo al final de cuentas en la pieza intermedia para conciliar los intereses de los diferentes grupos políticos locales, como el relevo ungido por Morales, el facilitador de los compromisos asumidos por Ramírez Aguilar y el funcionario estatal heredero de las estructuras electorales en Tuxtla Gutiérrez… así las cosas.