MARTHA: Al mensaje de despedida como Rector de la UNAM que pronunció hace unos días el doctor ENRIQUE GRAUE WIECHERS, no hay que darle varias lecturas. Sin precisar los destinatarios –que ya todos sabemos quién y quienes son- fue claro.
A tres meses de que concluya su gestión y a unos días que arranque el proceso de auscultación para el sucesor, convocó a rechazar intereses ajenos, actuar en apego a la normatividad y dejar de lado "las voces que quisieran moldear, a su manera, la forma en que la Universidad Nacional toma decisiones y se gobierna a sí misma”
El mensaje, ante el pleno del Consejo Universitario, dijo, sin estridencias, que los universitarios debemos continuar haciendo de la máxima Casa de Estudios el crisol de conocimientos, de pluralidad ideológica y de libertad que la ha caracterizado, para que siga siendo una institución de tolerancia, de respeto a las diferencias y apegada a los principios y valores que rigen, con autonomía, la vida interna.
El mensaje, sin histrionismos ni arrebatos, fue directo. Por supuesto, se refería a mandar a la coladera del drenaje los dichos de quienes, empezando por el presidente de la República, quieren manipular y moldear la conducta académica y política de la UNAM.
A pesar de que el presidente “estudió” en la UNAM (14 años, de 1973 a 1987) y que ésta fue paciente con él la ha acusado de individualista, derechista, neoliberal y estar llena de conservadores, como si las universidades que él creó, primero como jefe de gobierno de la Ciudad de México y luego como presidente fueran realmente crisol del conocimiento.
A ver, que mencione a uno -¡UNO!, tan siquiera- que haya egresado de las universidades patitos que él fundó y brille o destaque por su intelecto o aportaciones a la ciencia.
Puro cuento.
El mesías quisiera tener de rodillas a la UNAM, o al menos a su servicio. Trató de doblegarla, y lo va a seguir intentando, para que la UNAM se convierta en ariete electorero.
El presidente quiere tener a la Universidad en sus manos. Por ejemplo, el diputado de Morena, ARMANDO CONTRERAS, presentó una iniciativa al Congreso de la Unión donde pretende reformar la ley de la UNAM para elegir, ahora de manera democrática (la famosa “consulta”), al próximo Rector de la Universidad. Es quitarle autoridad a la Junta de Gobierno para elegir al nuevo Rector y derogar el Artículo 6 de la Ley Orgánica de la UNAM, para hacer de este proceso algo democrático, popular y no “cupular”, de acuerdo al progreso que pretende impulsar Morena en el país. Irresponsable, zalamero con el mesías.
Es obvio que algunos aspirantes a sucederlo, quieran meter las manos en la institución y patrocinen o alienten a grupos porriles y bandas de chavos dedicados a hacer paros locos.
A no dudar, ya tienen muy bien armada su estrategia para paralizar la UNAM antes de las elecciones del 24. Tiempo al tiempo. Mientras tanto, JOHN ACKERMAN y su esposa IRMA ERÉNDIRA SANDOVAL (ambos académicos e investigadores) mueven las aguas para llegar a la rectoría. Por cierto, el mesías no confía en ACKERMAN porque se ha convertido en un “chairo” crítico, a raíz de que a la señora la renunciaron como secretaria de la Función Pública.
¿Quiénes son los académicos que de acuerdo a la normatividad de la UNAM tienen posibilidades para llegar a la Rectoría? En primer lugar, se habla mucho de una mujer: ROSAURA RUIZ GUTIÉRREZ, ROSAURA MARTINEZ RUIZ (directora de la Facultad de Filosofía y Letras), GUADALUPE VALENCIA GARCÍA (directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas), PATRICIA DOLORES DÁVILA ARANDA (directora del Instituto de Biología), y RAUL CONTRERAS BUSTAMANTE (director de la Facultad de Derecho)
La elección del nuevo Rector, que será en noviembre de este año, corre a cargo de la Junta de Gobierno, compuesta por 15 miembros de la comunidad universitaria, quienes, en el mes de septiembre, deberán publicar una convocatoria para elegir a la nueva autoridad para el próximo periodo.
Para ser Rector de la UNAM, estos son los requisitos: Nacionalidad mexicana de nacimiento. Entre 35 y 70 años. Grado superior al de bachiller. Tener, cuando menos, diez años de servicio docente o de investigación en la Universidad. Haberse distinguido en su especialidad. Gozar de estimación general como persona honorable y prudente. No ser miembro de esta Junta de Gobierno ni haberlo sido durante los dos últimos años.
Hay que estar pendiente de que los cuatroteros no metan las manotas.