Aunque los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas hablan de 30 casos en 2022, las cifras extraoficiales advierten que el número podría alcanzar las 100 personas desaparecidas desde ese año a la fecha. Se trata de la ola de desapariciones en el municipio de Frontera Comalapa, específicamente en la zona de Chamic, donde se vive desde hace dos años el peor ambiente de zozobra, violencia, anarquía y muerte provocado por las disputas del crimen organizado.
El último caso de desapariciones en la zona se registró apenas el pasado 22 de marzo cuando siete integrantes del comité ejidal de la comunidad Nueva Libertad dejaron de tener contacto con sus familiares. Iban de paseo recreativo a Palenque, por lo que salieron muy temprano de su comunidad. Habían comprado casas de campaña y artículos para pasar la noche en su punto de destino, pero nunca llegaron.
La última comunicación que se tuvo con ellos fue antes de las nueve de la mañana en las inmediaciones del ejido San Gregorio Chamic, para luego perder todo contacto. Los desaparecidos fueron identificados como Axel Yibrán Martínez, de 22 años de edad; Jordán Gordillo Genovez, de 48; Yovani Vázquez Méndez, de 43; Hernan Aguilar Morales, de 57; José Marín Carbajal, de 43; Raymundo Sandoval Córdova, de 51, y Luis Ambrocio González León, de 53 años. Todos dedicados al trabajo en el campo.
Así han trascurrido cinco días desde su desaparición y hasta el momento no se sabe nada de ellos. Por eso, familiares y pobladores de Nueva Libertad arribaron este lunes a la capital chiapaneca para pedir a las autoridades agilizar los trabajos de localización, pues temen que se encuentre en manos de los grupos armados que aterrorizan a la región. Y es que, no es para menos. La zona se ha convertido durante los últimos años tierra de narcoviolencia y muerte.
Basta escudriñar en los archivos públicos y reportes periodísticos para constatar que las desapariciones han desfilado una tras otra durante los últimos dos años. Entre los casos más conocidos están los ocurridos el mes de febrero del 2022 cuando tres cafeticultores guatemaltecos desaparecieron en la zona, para luego ser encontrados ejecutados... Sólo unos días después fueron trabajadores de la CFE quienes también desaparecieron.
El 24 de abril de ese mismo año fueron los hermanos Jairo y Josué, de 17 y 13 años de edad, quienes desaparecieron durante una diligencia para comprar uno motocicleta en Frontera Comalapa. Otro más ocurrió el 20 de septiembre cuando el comisario del ejido Sinaloa Rolando Rodríguez Morales fue bajado por hombres armados del trasporte público en el que viajaba, para luego perder su rastro. Había pedido días antes a la Guardia Nacional su intervención ante el hostigamiento de los grupos armados, pero terminó pagando caro ese llamado de auxilio.
A los casos anteriores se suman otras desapariciones, en municipios circunvecinos, como las de: el joven Oswaldo en 5 de abril de 2022, quien, según su propia madre fue subido por la fuerza a una camioneta; Efraín Roblero Aguilar, de 37 años, Jesús Roblero López, de 58 años y Edilio Anastacio Roblero Méndez de 42 años de edad, originarios del municipio de Frontera Comalapa, reportados como desaparecidos el 30 de julio de 2021; y el del comunicador Roberto Flores, propietario de la página de noticias “Chiapas Denuncia Ya”, desaparecido el 30 de septiembre del año pasado.
Ellos son sólo algunos de los casos que han cobrado relevancia mediática por sus implicaciones, sin embargo, pobladores y organizaciones civiles, como el Centro de Derechos Fray Bartolomé de las Casas, aseguran que son muchos más. La región de Chiapas se ha convertido en “tierra caliente” donde ni siquiera la presencia de la Guardia Nacional ha podido mermar la violencia. Y es que, la Sedena llegó a Chamic desde el 25 de julio, tras las protestas de la población que solicitaba su intervención. Con la operación “Comalapa 2022″ envió 284 elementos para realizar patrullajes e instalación retenes, pero parece que las cosas no han cambiado mucho.
Se trata de un problema agudo que tiene prácticamente secuestrada a la región. Mientras tanto hoy son miles de familias que viven aterrorizadas por la nueva realidad de violencia y ausencia de garantía mínimas de seguridad que, lamentablemente, han hecho de ese punto fronterizo entre Chiapas y Guatemala una zona cada vez más parecida a las regiones más peligrosas del norte del México… así las cosas.