Con los meses acortándose para el inicio del proceso electoral, las piezas de la política local han comenzado a acelerar sus movimientos. Uno de ellos es justamente el ex Secretario General de Gobierno y ahora diputado federal Ismael Brito Mazariegos, quien de manera sigilosa ha incrementado su operación política en la entidad, bajo la clara venia de quien manda en Chiapas, mientras las disputas aspiracionales se centran en otros frentes.
Para nadie es un secreto que Brito Mazariegos es uno de los hombres más cercanos al actual gobernador. Lo ha sido desde hace muchos años. Ha sido amigo personal y miembro del equipo de confianza de Escandón Cadenas durante buena parte de su carrera política. No fue ninguna sorpresa que en 2018 Brito se convirtiera en Secretario General de Gobierno como uno de los primeros miembros del gabinete estatal anunciados.
Aunque en su salida de la Secretaría General a finales de 2020, para contender en 2021 por una diputación federal, fue interpretada por algunos como un castigo o degradación política, hay quienes aseguraron que detrás de la decisión siempre hubo una clara intención de proteger a la imagen del ex secretario con un espacio político menos escabroso ante la compleja y violenta vida socio/política heredada en la entidad.
A eso se debió, dicen, el aparente “silencio conveniente” durante el último año. Hasta el pasado mes de octubre cuando las redes operativas de Brito Mazariegos comenzaron a encender motores. No es gratuito que desde ese mismo mes el ahora diputado federal ha emprendido una serie encuentros multitudinarios en al menos 16 importantes municipios del estado, incluyendo dos veces la capital chiapaneca.
A bajo perfil y muy discretamente, Brito Mazariegos ha comenzado a recorrer la entidad mediante la figura de lo que él mismo ha denominado como “Diálogos para seguir impulsando el bienestar y la mejora de Chiapas”; haciendo además apariciones públicas en los eventos más relevantes del gobierno estatal.
Y es que la salida de Brito Mazariegos de la Secretaría General tampoco significó el fin de su injerencia e influencia dentro de la estructura gubernamental o partidista en Chiapas. Muchos de sus leales, que él mismo coloco en los cargos, se quedaron en la estructura con puestos estratégicos, listos para su activación operativa cuando se requiera. En sus manos también estuvo la desarticulación y reintegración de los viejos partidos locales aliados del “Verde”.
Por eso no es casualidad que muchos de sus alfiles se encuentren hoy dentro de las consejerías estatales de Morena y se le vea generalmente acompañado en sus eventos políticos de presidentes de partidos locales, como Conrado Cifuentes Astudillo de Chiapas Unido. Al final de cuentas, Brito Mazariegos sabe perfectamente que tiene abiertas alternativas de postulación o negociación sin hacer tanto ruido al respecto.
A eso de debe en gran medida que, más allá de filias o fobias, el ex Secretario General de Gobierno no es un personaje que deba descartarse en las apuestas del relevo sexenal y el reparto de las candidaturas más importantes para Chiapas. Brito Mazariegos tiene sus objetivos puestos en 2024, por lo que no deberá sorprendernos que durante los siguientes meses su presencia en la escena política local se incremente, con todos los jaloneos que ello implica… así las cosas.