Duarte en el país de las maravillas (En Contrastes . . .) Gerardo Herrera La llegada de Duarte a México, deja más interrogantes que esperanzas de justicia, más claro ni el agua, en su primera audiencia pudo asestar duros golpes a la justicia mexicana, se le suspendieron dos órdenes de aprehensión, debido a los delitos que se le imputa (abuso de autoridad, incumplimiento del deber legal, peculado, tráfico de influencias y coalición), se encuentran dentro de los que es la relación de delitos considerados por el nuevo Sistema de Justicia Penal, como no graves por lo que no merecen prisión preventiva.

Pareciera que esto fue hecho, para los gobernadores que tanto han robado a México, no pisen la cárcel. 

Se menciona también que no hay las condiciones para mantenerlo en un penal, por la seguridad que se necesita, o sea y los penales federales que cuentan según con la mayor seguridad en el país, ¿Ni en esos podrá estar preso? 

 Por si eso fuera poco, se dice padecer enfermedades de depresión, ansiedad, hipertensión arterial e hígado graso, lo cual consideran que sería muy costoso darle la atención en un penal. 

Aquí cabe la duda si le darán la misma atención que los miles de internos en los Ceresos del país, y de los cuales también muchos están por delitos que no cometieron. Cuantas personas, hombres y mujeres hay enfermos de depresión, ansiedad, presión alta y baja, sida, tuberculosis, entre muchas otras enfermedades graves que merecen mayor y mejor atención.

No por haber sido la figura pública que fue, le tienen que brindar todas las comodidades, lujos y excesos que en una prisión no debe existir, porque al final de cuentas es un delincuente más en nuestro país. 

Su aparente locura o esquizofrenia, que reflejaba al momento de su detención y posterior extradición en Guatemala, es un show bien montado para gozar de impunidad. 

Pretextos habrán muchos para dejar al señor Duarte llevar su proceso desde su domicilio, desde la tranquilidad y comodidad de su hogar, de ser así, el gobierno mexicano seria la burla de todo el mundo.

Por eso Duarte está en el país de las maravillas, en el reino del nunca jamás habrá justicia y si impunidad. 

Por último, esas reformas a los delitos no graves, permitirá que roben con más ganas los funcionarios públicos deshonestos, que vacían las arcas de los recursos que deben ser usados para el pueblo, y no para llenar sus bolsas. 

“Dicen que el poder embrutece, muestra palpable el exgobernador Duarte”