¿Cuál es el mensaje de los sorpresivos cambios en el gabinete estatal? Por Raúl Ríos Trujillo

Con la conclusión de las campañas, el estrés y la presión social debieron haber también cesado, al menos un poco, pero no, tal parece que en Chiapas eso no pasará porque al ruido post electoral ahora se han sumado otros ruidos tales como los recientes cambios en algunas dependencias estatales. ¿Hay tanta necesidad de seguir fustigando a la clase media con señales equivocadas? Qué tantos favores deberán el que (todavía) gobierna desde palacio a gente tan mal vista como para coronarles los últimos meses con el cierre de administración.

Porque si de mensajes hablamos, en el poder todas las acciones son simbólicas, el que manda, debería estar muy ocupado pensando en cómo la sociedad interpreta esos mensajes, pero parece que no es así, o tal vez les importa muy poco o nada.

Por ejemplo, el cambio de titulares en secretarías como SEDESO, COCYTECH entre otras que de buenas a primeras viraron a estribor bien se puede interpretar como el inicio de un cierre apresurado, el año de Hidalgo aumentado a la décima potencia pero además, viniendo de un proceso electoral tan complicado como el que acabamos de vivir, los cambios en la estructura gubernamental obedece también al pago de facturas, tomando en cuenta el poco tiempo que resta, no es difícil imaginar que quienes asumen ahora las secretarías tendrán sólo una tarea, saquear, aprovechar el tiempo y coger lo que puedan.

Aunque existieran otras razones de peso para tales cambios, lo que se ve es un apresurado llenado de maletas, el pago de favores, pero además la vuelta a la inestabilidad, si la administración de Juan Sabines estuvo marcada por los excesos y la corrupción al máximo, la todavía vigente administración patentó además la incordia y con el despido y la desaparición de plazas en la burocracia asentó un fenómeno que desde hace años no se presentaba en Chiapas, los despidos masivos.

Porque si bien es cierto el cambio en las titularidades que se rumora todavía se avecinan en más dependencias, genera ruido inútil lo que más afecta a la clase media es la posibilidad de que exista todavía en los últimos meses de administración otra ola de recortes, el mensaje que está enviando el todavía gobernador es que permitirá como corolario de su administración la afectación a más familias chiapanecas.

Como ya hemos apuntado líneas más arriba, el juicio de la historia es magnánimo, así como ahora mismo se reconocen signos particulares que a la postre definen los sexenios, así como los chipanecos reconocen al sexenio de Juan Sabines como el de la corrupción más burda, la administración que todavía no concluye se perfila para definirse como el de la banalidad y los despidos masivos.

Porque, aunque el actual podercito se empeñe en dejar buenas cuentas en lo político, la sociedad no le perdonará jamás otro recorte de personal, por lo que se ve, otras administraciones ya habían sido corruptas al menos respetaban a la vieja burocracia. 

Si Juan Sabines rompió el tabú de que un gobernador no debiera encarcelar al ex gobernante anterior, el actual gobernante rompió otra tradición intocable, el de los recortes masivos, la diferencia es abismal, mientras que el mensaje de Sabines fue a la clase política el de Velasco fue hacia la clase media, a la sociedad, al pueblo.

Trataremos de no ser fatalistas y pensaremos que la intención en el cambio de titularidades a última hora es meramente un cumplimiento de compromisos, trataremos de no pensar en lo peor, la verdad es que tal vez en el poder ni siquiera se imaginan el poder simbólico que tienen sus acciones, si no lo habían pensado, piénsenlo mejor, miles de burócratas estarán temblando si no es que ya lo están, el rumor de que se pedirán renuncias al fin del sexenio se ha extendido en los últimos días, y son precisamente estos cambios inútiles los que han sembrado las dudas.

Tal y como iniciamos en texto, los cierres de administración debieran ser distintos, luego del proceso electoral histórico que vivimos los chiapanecos justo es que ahora mismo estuviéramos alistándonos para una nueva era, sin sobresaltos, no es así, al parecer, alguien se empeña en seguir moviendo las aguas.