* En México, ha habido una expansión de la energía distribuida, como parte del Plan Energético 2025-2039 

Ciudad de México, 16 de diciembre de 2025.- El 2025 se consolidó como un año decisivo para el sector energético en México, con cambios regulatorios que posicionaron al almacenamiento energético (BESS) como un elemento estratégico para la transición energética del país. La publicación de la nueva Ley del Sector Eléctrico el 18 de marzo del año pasado redefinió el marco jurídico del sistema eléctrico nacional, mientras que el Acuerdo A/113/2024 de la CRE (7 de marzo) estableció criterios operativos y de planeación para la integración de Sistemas de Almacenamiento de Energía (SAE). Este documento proyecta la incorporación de 8,412 MW de almacenamiento entre 2024 y 2038, alineado con las metas de confiabilidad y energía limpia.

A lo largo del año también entró en vigor el mandato que exige que todo nuevo proyecto renovable incluya al menos 30% de capacidad de almacenamiento, con tres horas de autonomía. Esta medida impulsa el desarrollo de proyectos híbridos solar + baterías, que se perfilan como la nueva norma en el despliegue de infraestructura renovable.

Paralelamente, la generación distribuida (GD) experimentó un crecimiento histórico. México sumó 1 GW de nueva capacidad solo en la primera mitad de 2025, y se prevé que el año cierre entre 5 y 5.5 GW. Este avance responde a ajustes regulatorios como el aumento del umbral exento a 0.7 MW y la eliminación del esquema tradicional de net metering, así como al impulso del Plan Energético 2025–2039 y la cartera nacional de 51 proyectos de infraestructura eléctrica, que representan más de 22 mil millones de dólares en inversiones.

El desarrollo de microrredes y sistemas de baterías inteligentes también tomó relevancia en parques industriales y comercios. Uno de los proyectos más destacados en este ámbito fue el de la empresa Quartux, que instala baterías de litio inteligentes en distintos tipos de inmuebles industriales, permitiendo ahorros de hasta 40% en consumo y costos en el recibo de la CFE. Además, estos sistemas mejoran la resiliencia operativa al utilizar energía almacenada durante periodos de alta demanda o variaciones tarifarias.

“El almacenamiento energético dejó de ser un complemento y se convirtió en un habilitador clave para la estabilidad y competitividad del sistema eléctrico nacional. Cada vez más, estamos viendo cómo las industrias empiezan a adoptar modelos más eficientes y resilientes, impulsados por regulaciones que finalmente reconocen el valor estratégico de las baterías”, destacó Alejando Fajer, Director de Operaciones de Quartux.

En ese sentido, con los nuevos lineamientos ya en vigor, 2026 apunta a ser un año de implementación acelerada. Entre las principales expectativas se encuentran la adjudicación de un mayor número de proyectos híbridos derivados de las convocatorias lanzadas en 2025; incrementos anuales de varios cientos de MW en capacidad BESS para avanzar hacia la meta nacional de 5,551 MW en 2030; y un aumento significativo en la demanda de equipos, ingeniería, EPC y servicios O&M, impulsado por la obligatoriedad de integrar almacenamiento en todos los nuevos parques solares y eólicos.

De esta forma, México avanza así hacia un sistema eléctrico más limpio, flexible y robusto, con el almacenamiento energético como pieza central para lograr una transición sustentable y alineada con las mejores prácticas internacionales.

 

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