Desde hace 40 años, la asociación civil Piña Palmera ha acompañado la rehabilitación e inclusión de más de cinco mil personas con discapacidades en Oaxaca. Con un enfoque comunitario, trabajan en seis poblaciones rurales e indígenas de la Sierra Sur, el Istmo y la Costa, que consideran “las más excluidas entre las excluidas”. Para poder continuar con su labor, buscan apoyo a través de donaciones voluntarias en una colecta solidaria.

“Para Piña Palmera, el trabajo con las personas con discapacidad y en particular en las comunidades rurales e indígenas, que son las más excluidas entre las excluidas, es claramente un asunto de justicia social y una asignatura pendiente en materia de derechos humanos que al Estado no le ha interesado atender”, explican.

El proyecto comenzó en 1984 por iniciativa de un médico tradicional estadounidense. Se enfrentó a la falta de cuidados y rehabilitación para menores con discapacidad, así como las pocas posibilidades de sus familias para atender sus necesidades. En respuesta, fundó un albergue que a la fecha sigue funcionando en Zipolite.

Sin embargo, con el paso del tiempo, han transitado hacia un enfoque comunitario. No se trata solamente de la rehabilitación a través de terapias físicas o de lenguaje, sino de lograr que existan las condiciones que les permitan desarrollarse socialmente con independencia. Esto se traduce en proyectos integrales con el personal médico, las autoridades municipales, escuelas, transportistas, comerciantes y vecinos en apoyo de las personas con discapacidad.

“En un largo proceso de aprendizaje y reaprendizaje, la organización ha creado su propia metodología de trabajo con personas con y sin discapacidad sobre una concepción basada en una ética del cuidado y la justicia social, no en el asistencialismo ni la caridad”, cuentan.

Hoy en día trabajan en los municipios de San Pedro Pochutla, Santa Maria Tonameca, San Pedro Mixtepec, Santa Maria Colotepec, Candelaria Loxicha y Santo Domingo de Morelos, con visitas a las comunidades, valoración de casos, capacitaciones y acompañamiento. Además ofrecen talleres para la producción de artesanías, aceite de coco, cosméticos naturales, carpintería y cultivos en un huerto, para incentivar su autosuficiencia económica.

El trabajo de Piña Palmera ha sido reconocido por organizaciones como la UNICEF y el Conapred, e incluso han dado asesoramiento a instituciones de otros países en América Latina. Sin embargo, su labor se sustenta en donaciones solidarias. Este año, al cumplir cuatro décadas de acción comunitaria, lanzaron una colecta a través de la plataforma GoFundMe con la meta de recaudar los fondos necesarios para seguir cambiando vidas.