Han pasado cinco años y medio de la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) en Chiapas y los resultados no parecen ser tan satisfactorios en comparación con el derroche de recursos públicos para su implementación. Y es que, no se trata solamente de un pronunciamiento, sino de un mecanismo que ha significado la inversión de más de 73 millones de pesos, entre 2016 y 2021, según la investigación hecha por el portal de periodismo independiente Serendipia.
¿Pero, en qué se ha gastado tanto dinero? De acuerdo a la investigación de Serendipia, realizada mediante solicitudes de información pública a dependencias estatales y ayuntamientos, son tres rubros en los que se ha gastado la mayor parte de los recursos públicos para la AVGM: capacitaciones a funcionarios públicos, políticas públicas y erogaciones varias sin rubros precisos.
De acuerdo con los datos reportados en las respuestas a las solicitudes de información, en Chiapas la capacitación de servidores públicos ha significado el mayor gasto, con el 26.6 por ciento de todas las erogaciones realizadas para atender la AVGM. Esto representa un total de 16.8 millones de pesos destinados a este rubro en todas las categorías desde la activación de la Alerta.
9 millones 558 mil pesos han sido destinados a programas de políticas públicas que no se detallan. Sin embargo, el dato más interesante es que 24.4 por ciento (18 millones) del dinero gastado en la Alerta de Género en Chiapas no corresponde a ninguna de las categorías establecidas. Se trata, presuntamente, de gastos, en vehículos, renta de mobiliario, equipos de cómputo, gasolina, papelería y otros gastos de logística no especificados para atender la violencia contra las mujeres en los municipios en que actualmente está activa.
Pero el derroche de recursos públicos sigue contraponiéndose con los resultados, pues si bien delitos como la trata de personas han mostrado un evidente decremento durante los últimos años, el número de feminicidios no ha presentado disminución sustancial, por el contrario, desde 2019 ha registrado un repunte constante, de acuerdo a la información recabada por el mismo trabajo periodístico de Serendipia.
Las propias cifras de la AVGM en Chiapas señalan que 2020 y 2021 fueron los años de mayor violencia asesina contra las mujeres. Durante 2020 se registraron 29 carpetas de investigación por feminicidio, mientras que en 2021 fueron 48, casi el doble. Por su parte, el Observatorio Feminista Contra la Violencia a las Mujeres de Chiapas registró casi 200 muertes violentas de mujeres durante el año pasado.
Son estadísticas preocupantes que evidentemente no han podido ser combatidas o reducidas de manera efectiva mediante cursos de capacitación a funcionarios o estrategias meramente burocráticas. Han faltado estrategias que atiendan la problemática de raíz, como un problema de carácter social y no de simple procuración de justicia.
Las autoridades estatales han dejado de lado la prevención social y la protección a víctimas potenciales, para enfrascarse en la contabilización de casos y la búsqueda de asesinos, sin reparar en que lo realmente importante es evitar que sucedan. Han faltado mecanismos eficientes para generar conciencia sobre la violencia de alto riesgo, brindar atención integral a posibles víctimas y medidas de protección cuando así se requiera.
Resulta evidente que la estrategia de la AVGM en Chiapas ha fracasado; que los métodos NO han servido de mucho y se requiere de un replanteamiento urgente que de verdad incida en la reducción de la incidencia mediante estrategias verdaderamente eficaces… así las cosas.