La violencia de la sierra de Chiapas se ha recrudecido, mientras las comunidades indígenas viven cotidianamente enfrentamientos armados, reclutamientos forzados, saqueos y el desplazamiento de miles de personas que huyen para salvar sus vidas. Es el caso de decenas de trabajadoras comunitarias de la salud que ofrecen atención para enfermedades crónicas, triage de emergencia y apoyo psicosocial a domicilio. En una situación trágica, los últimos meses han presentado una crisis humanitaria urgente.

En respuesta, un grupo de aliadxs han creado un fondo de solidaridad para ofrecer apoyo financiero inmediato a las trabajadoras comunitarias y sus familias mientras buscan seguridad. Lo hacen a través de una colecta a la que se puede sumar cualquier persona con donaciones desde los 100 pesos en la plataforma en línea GoFundMe.

La emergencia de seguridad en Chiapas tiene sus orígenes en problemáticas sociales no atendidas desde hace al menos 15 años, según explican reportes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas. 

Grupos armados utilizan la violencia para el control social, político, económico y territorial, en contrainsurgencia a la organización comunitaria del EZLN. A esto se suma la impunidad fomentada por las autoridades locales, que abona al despojo, la explotación y la marginación social. El aumento de la violencia ha dejado graves violaciones a los derechos humanos, como el desplazamiento forzado masivo, desapariciones, despojo de tierras, asesinatos y tortura.

Sobre esta crisis, también se ha reportado la intervención de grupos rivales del crimen organizado en disputa por el cultivo, producción y tráfico de drogas a través de la selva.

Como resultado, entre 2010 y 2022 al menos 16,755 personas fueron forzadas a dejar sus hogares, según ha documentado la organización. Además, desde hace tres años, al menos 400 familias viven en la zona fronteriza con Guatemala tras abandonar sus comunidades debido a la violencia.

Otro ejemplo es la deserción escolar de miles de estudiantes de nivel básico, aterrorizados por los enfrentamientos armados y el reclutamiento forzado, según han alertado dirigentes sindicales de la educación.

Por su parte, durante una década un colectivo de más de 90 trabajadoras comunitarias de la salud ha fungido como un sistema de apoyo esencial y resiliente en la sierra de Chiapas. En su mayoría son mujeres de comunidades indígenas que ofrecen acompañamiento directo a miles de sus vecinxs en forma de visitas a domicilio para la atención de enfermedades crónicas, respuesta inmediata y evaluación en casos de emergencia, y apoyo psicosocial con el respaldo de una organización sin fines de lucro.

“Muchas se ven obligadas a tomar decisiones difíciles: huir de sus hogares, recibir a familiares que buscan refugio de otras partes del estado o refugiarse en el lugar con miedo e incertidumbre inminentes. Todas estas experiencias presentan desafíos sociales y financieros importantes, una crisis aguda que se suma a la inseguridad económica crónica que experimentan”, explican organizadores del fondo solidario.

Pese a todos estos factores críticos, las trabajadoras comunitarias siguen encontrando formas de apoyar a sus pacientes y comunidades. Sus habilidades y cuidados son esenciales, y están adquiriendo aún más importancia pues la mayoría de médicos están ausentes en las clínicas debido al conflicto.

Buscando una solución, el fondo de solidaridad tiene como meta reunir 500 mil pesos para ofrecerles ayuda económica. Mientras que el apoyo ha sido inmediato: en menos de dos semanas se han sumado casi 90 mil pesos gracias a 70 donaciones de diversas regiones del país e incluso desde el extranjero.

Puedes sumarte a la causa aquí: https://gofund.me/0247142b