La tortuga laúd representaba hasta hoy la única especie de la familia Dermochelydae que se separó del resto de las tortugas marinas hace poco más de 120 millones de años. Es una de las especies migratorias más antiguas del mundo y sus poblaciones se encuentran en peligro de extinción en el Océano Pacífico Oriental Tropical, que comprende desde el sur de Baja California hasta el norte de Perú.
Carlos Castillo Morales, egresado de la Maestría en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), encontró que al menos en las playas de México la historia parece ser distinta. Explica que cuando llegó a tomar muestras genéticas y comenzó las entrevistas con la gente en Barra de la Cruz, Oaxaca, le sorprendió que hablaran de dos variaciones de tortuga. “Francamente pensé que estaban confundidos, pero cuando realicé mis análisis genéticos, me di cuenta que quienes estábamos confundidos éramos los investigadores modernos”.
Los pobladores locales distinguen ambos linajes de tortuga laúd, como la parlama toro y la parlama tigre, pero no son los únicos. Ya a finales del siglo XIX, los investigadores e investigadoras habían alertado que en el Pacífico Oriental se debía distinguir a dos especies diferentes de tortuga laúd. Sin embargo, una revisión moderna descartó esta noción argumentando que solo se podría tratar de diferencias morfológicas, lo que no necesariamente distinguía a dos especies distintas.
Por más de 40 años se siguió estudiando a este reptil ancestral pensando que solo se trataba de una especie, hasta que Carlos Castillo comenzó a realizar su investigación. Él comenzó con la idea de encontrar un posible cuello de botella evolutivo que estuviera impidiendo la recuperación de la tortuga laúd, cuya población está en franco declive, en contraste con la tortuga Golfina, cuya población está en franca recuperación.
Efectivamente encontró que la tortuga golfina está incrementando no solo su población sino su diversidad genética, aunque se topó con la sorpresa que en realidad estamos confrontando la posible extinción de dos linajes distintos de tortugas laúd que están en riesgo en el Pacífico Oriental.
Durante su doctorado, que realizará también en ECOSUR a partir de agosto próximo, Castillo proyecta realizar todos los estudios necesarios para corroborar que se trata de dos especies distintas. Sin embargo, es contundente cuando afirma “Aunque falta aún mucho camino para corroborar si son dos especies distintas, estamos ante dos linajes diferentes cuyo potencial de conservación está determinado por su diversidad genética, de manera disímil, por lo que los esfuerzos de conservación se tienen que enfocar en preservar ambos linajes”.
Este descubrimiento no solo resalta como el conocimiento ecológico local con herramientas genéticas nos puede ayudar a comprender mejor la diversidad de especies con las que compartimos el planeta sino también la falta de atención que ha puesto nuestra sociedad en cuidar la biodiversidad marina.