Sobre la urgencia de un control de armas y la marcha por nuestras vidas Por Ben Monterroso

El pasado fin de semana se llevó a cabo un movimiento social, encabezado por estudiantes, que está tomando una fuerza sin precedentes. La marcha conocida como “March For our Lives” sentó las bases para exigir a nuestros legisladores una reforma consciente en cuanto al control de armas.

Esta marcha fue una prueba de las ganas que tienen los jóvenes de cambiar la inseguridad en las escuelas, a través de la organización y movilización conjunta de aquellos quienes están hartos de la insensibilidad de las autoridades, ante los recientes tiroteos escolares que han cobrado vidas en demasía.

Si el objetivo de los jóvenes al realizar este tipo de movilizaciones es conseguir una mejor legislación en materia de armas, la mejor forma de crear una sinergia con ellos es alentando a nuestra comunidad latina a votar en las próximas elecciones para renovar el Congreso. ¡Nuestro voto puede hacer la diferencia para una vida menos violenta y más segura!

El presidente Trump ha demostrado constantemente su poca intención de actuar en torno a realizar reformas a las leyes de armas. Se esbozó un simple comentario de regular la edad para adquisición de armas a 21 años, sin embargo, se retractó de esto al considerar no tener ningún apoyo político. Luego respaldó a una propuesta que permitiría que maestros porten armas dentro de las escuelas, aunque los estudiantes y maestros están en contra de estas medidas.

La primera respuesta por parte de la Administración Central sobre el tiroteo escolar ocurrido en Florida fue la aprobación en el Senado de la ley Stop Violence Act, la cual centra sus objetivos en otorgar un presupuesto entre $ 50 millones y $ 75 millones en fondos de subvención desde el 2019 hasta el 2028, en materia de seguridad escolar, capacitación de la policía local y la seguridad de los campus, así como un sistema de denuncia anónima ante la sospecha de un agresor potencial. Sin embargo, sigue sin haber una respuesta efectiva que solucione el problema de armas de raíz.

Hay que remarcar que el tema de los tiroteos escolares no es algo nuevo. Desde 1990, hubo 22 tiroteos en escuelas primarias y secundarias en los que murieron dos o más personas, sin contar los atacantes que se suicidaron. Cinco de estos incidentes ocurrieron en los últimos cinco años desde 2013 a la fecha, los cuáles cobraron la vida de 27 personas. Este problema no se limita a las escuelas: en los antros, las iglesias, hasta en los cines y en cualquier lugar público se manifiestan los tiroteos. Recordemos que, por ejemplo, 49 inocentes fueron asesinados durante una fiesta latina en Pulse, un antro en Orlando.

Es importante mencionar que la poca regulación en la portación y adquisición de armas es un tema que afecta directamente a la comunidad latina, pues la mayoría de las víctimas latinas asesinadas son con armas de fuego, siendo que éstas se utilizan en más de dos tercios de los homicidios en los que las víctimas son hispanas.

A su vez, la tasa de víctimas latinas por homicidio en los Estados Unidos, es casi dos veces más alta que la tasa de víctimas blancas por homicidio. Dicha tasa para latinos en 2014 fue de 4.69 por cada 100,000; en comparación, para los blancos fue de 2.41 por cada 100,000.

Cabe mencionar que un gran porcentaje de las víctimas hispanas por homicidio son jóvenes. De hecho, el homicidio es la segunda causa de muerte entre latinos de 15 a 24 años.

Después de los trágicos incidentes en la escuela preparatoria “Marjory Stoneman Douglas” en Florida, es el momento de continuar levantando la voz y exigir a nuestros oficiales que promulguen leyes con sentido común, que reduzcan la violencia por armas.

Varios de los activistas estudiantiles de “March For Our Lives” experimentaron en carne propia el miedo y la desesperación de aquella tragedia ocasionado por la desregulación de las armas. Ellos están conscientes de no tener aún la edad para poder votar, sin embargo, consideran que estas acciones llevarán a la conciencia de las personas que sí pueden y elegirán pensando en la opción política que ofrezca la regulación de armas para el futuro.

Unámonos y tomemos conciencia como comunidad latina que, con nuestro voto, en las próximas elecciones intermedias, podemos hacer la diferencia para lograr un país más seguro y menos violento. Las armas están matando a nuestros hijos y es necesario tomar cartas en el asunto. ¡Salgamos todos a votar el próximo 6 de noviembre!