Luciana Gallardo Lomelí y James Anderson
Imagina un paisaje que se calienta con el ardiente sol, en el que casi nada crece. La tierra está compactada y completamente seca, los escasos pastos están invadidos con maleza, y completamente en silencio — no hay sonido del ganado que antes pastaba por aquí o de la vida silvestre que habitaba antes. Después de años de deforestación sin supervisión y de pastoreo intensivo, esta tierra severamente degradada ahora provee pocos beneficios ambientales y ya no es productiva para las comunidades que dependían de ella.
Un nuevo reporte muestra que devolver vida a estos paisajes dañados a través de la restauración del paisaje puede generar miles de millones de dólares en ganancias para los agricultores, inversionistas y la sociedad. El nuevo reporte del World Resources Institute (WRI), El Caso Económico para la Restauración del Paisaje en América Latina, halló que restaurar 20 millones de hectáreas (49 millones de acres) de tierras degradadas en América Latina y el Caribe al sembrar árboles y mejorar las prácticas de agricultura podría redituar $23 mil millones de dólares en beneficios netos durante 50 años, un valor aproximadamente equivalente al 10 por ciento de las exportaciones anuales de alimentos en la región. ¡Eso es un promedio de $1,140 dólares por hectárea!
Pensar en la productividad perdida como una oportunidad
Con cerca de 650 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas en América Latina y el Caribe -un área del doble de tamaño de Argentina- es esencial que la región aproveche la oportunidad económica de restauración a gran escala. Dieciocho países latinoamericanos, así como varios estados brasileños y proyectos privados ya han comprometido más de 50 millones de hectáreas para la restauración a través de alianzas como la Iniciativa 20×20 y el Reto Bonn. Los inversionistas han destinado más de dos mil millones de dólares para invertir proyectos de restauración productiva. El sector privado, desde agricultores hasta inversionistas, espera ver retornos financieros por los incrementos en la productividad agrícola, productos forestales, ecoturismo y secuestro de carbón.
Sin embargo, los dueños de las tierras e inversionistas necesitan más que solo modelos económicos para justificar las grandes apuestas financieras — ellos quieren conocer ejemplos en los que la restauración ha sido exitosa y en los que se hayan obtenido ganancias. Aquí podemos ver tres casos en América Latina en los que la restauración ha sido buen negocio.
Cría Sostenible de Ganado en Brasil
La cría de ganado es responsable por un estimado del 65 a 70 por ciento de la deforestación en Brasil. ¿Cómo se restaura y se maneja de manera sostenible todas esas tierras deforestadas que ahora están siendo utilizadas intensivamente por los agricultores y ganaderos? El programa Novo Campo en el estado de Mato Grosso en Brasil muestra cómo la restauración puede impulsar un desempeño económico a través de mejores prácticas ganaderas a través del “silvopastoreo”, que reintroduce árboles a las tierras de pastoreo. Los ganaderos dentro del proyecto de Novo Campo han logrado que la vegetación se regenere naturalmente en zonas deforestadas, lo que incrementa la calidad de la tierra y el agua, así como la disponibilidad de alimento y resguardo para su ganado. Con este método y otras prácticas mejoradas, los ganaderos pudieron incrementar el ganado en la misma extensión de tierra y produciendo a la vez más carne de un ganado más sano. En el programa piloto de Novo Campo, los márgenes de ganancias brutas incrementaron hasta $217 dólares por hectárea. Nuestro análisis muestra que esto no es inusual: en promedio, los agricultores que restauran su tierra pueden ganar unos $274 dólares adicionales por hectárea en un valor presenten neto derivado únicamente de productividad agrícola adicional.
Cultivar Dinero en los Árboles en Nicaragua
La agroforestería es otra método que permite que los agricultores aprovechen los beneficios de la restauración, en esta ocasión al integrar árboles a los sistemas de cultivo en donde éstos pueden proveer sombra y nutrir la tierra. En Nicaragua, los inversionistas y agricultores comenzaron un proyecto a través de Nicafrance, en el cual se restauran bosques de alto valor alrededor de las plantaciones de café. Los bosques no solamente proporcionan sombra al café, sino que también pueden actuar como un promotor económico, ya que cuando los precios del café son bajos, la venta de madera puede lograr compensar la disminución en ingresos. Los árboles también proporcionan un refugio para la fauna silvestre como los monos aulladores, monos araña y monos capuchinos, brindando con ello la oportunidad de ingresos adicionales por ecoturismo. Nuestro análisis sugiere que las tierras restauradas pueden generar en promedio unos $417 dólares adicionales por hectárea en valor presente neto por productos forestales maderables y no maderables. El ecoturismo, mientras tanto, puede valer en promedio hasta $161 dólares por hectárea en valor presente neto.
El Carbono y el Cacao
En la Amazonía Peruana, los inversionistas de Althelia, un fondo de impacto, están trabajando con agricultores de cacao para reducir la deforestación y mejorar los campos de cultivo en el Proyecto de REDD+ y Agroforestería en Tambopata-Bahuaja . El proyecto opera a través de dos parques nacionales que están bajo seria amenaza de deforestación, así como en las “zonas protegidas” autorizadas del parque, en las que se permiten llevar a cabo algunas prácticas agrícolas. Al trabajar con 1,100 familias de agricultores, el proyecto está plantando cerca de 4,000 árboles de cacao en sistema agroforestales, creando ingresos para la población local mientras se reduce la presión de un bosque de lluvia natural mega diverso. Al remover las presiones de deforestación, el proyecto ha evitado la emisión de casi 4 millones de toneladas de carbono a lo largo de siete años, generando créditos que pueden ser vendidos a través de los mercados de carbono. Nuestro análisis indica que las reservas de carbono en paisajes restaurados pueden ser valuadas en un promedio de $270 dólares por hectárea en un valor presente neto, asumiendo un precio conservador de $5 dólares precio por tonelada de carbono.
Estos tres proyectos son solamente unos cuantos ejemplos de cómo la restauración puede producir retornos financieros. También existen otros tantos beneficios que no son monetizables fácilmente, y, sin embargo, tienen un valor increíble para los dueños de las tierras y los inversionistas, entre los que se incluyen el mejoramiento de la calidad de la tierra y el agua, una mayor biodiversidad y un paisaje enriquecido que puede absorber emisiones de gases de efecto invernadero.
Imagina ese paisaje seco y degradado una vez más. Ahora imagínalo como un mosaico verde de árboles regenerados y matorrales albergando una ruidosa nube de aves, pinos plantados listos para ser cosechados, campos robustos de múltiples cultivos y pasturas sosteniendo un ganado sano. Sabemos que establecer estos paisajes a lo largo de América Latina y el Caribe es posible. Y desde nuestra nueva investigación, sabemos que también es altamente rentable.