* Un nutrido número de supuestos ex integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), dieron a conocer que se unen al grupo armado de “Los Machetes” en el municipio de Pantelhó, para luchar en contra de otros grupos armados que generan violencia en la región.

Ainer Marroquín / Mural Chiapas

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 12 de Agosto del 2024 (muralchiapas.com).- En un sorpresivo anuncio, un grupo de más de 50 hombres y mujeres, todos encapuchados y autodenominados ex integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), reveló su unión al grupo armado “Los Machetes”, que opera en el municipio de Pantelho. Este grupo emergente se presentó en un video difundido en las últimas horas, en el cual su vocero, acompañado por la bandera mexicana al fondo, explicó las razones detrás de esta decisión.

Según el portavoz, el objetivo principal de su alianza con “Los Machetes” es combatir a los grupos armados que están generando violencia en la región, específicamente al grupo denominado “Los Herreras”, el cual acusan de estar vinculado al narcotráfico. En una declaración que marcó un cambio significativo en la postura de estos supuestos ex zapatistas, el vocero subrayó que ya no ven al Ejército mexicano como su enemigo principal. Ahora, su lucha se enfoca en los carteles del crimen organizado que, según denuncian, han sumido a Chiapas en una crisis de violencia sin precedentes.

La situación en Chiapas se ha deteriorado drásticamente en los últimos meses. Desde el inicio de 2024, la región ha sido escenario de numerosos enfrentamientos armados, provocando el desplazamiento forzado de cientos de familias, particularmente en las zonas serranas y fronterizas. Solo en las últimas semanas, 264 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en Guatemala. A pesar de la gravedad de los hechos, las autoridades locales y federales han sido señaladas por su inacción y su aparente indiferencia ante la creciente inseguridad.

Los pobladores de Pantelhó y sus alrededores temen que la aparición de este nuevo grupo armado agrave aún más la situación de violencia en la región. Chiapas, que alguna vez fue considerado un laboratorio de movimientos sociales, parece estar ahora al borde de un colapso social, con consecuencias potencialmente catastróficas. La falta de atención adecuada a esta crisis podría profundizar aún más la pobreza y la desesperanza entre la población.

El contexto político en el estado también es alarmante. Con un sexenio que se aproxima a su fin, las autoridades parecen más interesadas en maquillar la realidad que en enfrentarla. La herencia de un Chiapas sumido en el caos y la violencia podría ser el desafío más grande para la próxima administración, que deberá enfrentar una espiral de inseguridad que parece no tener fin.

Por su parte, la comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos han reiterado que están atentas a la evolución de la situación en Chiapas, esperando que las autoridades tomen medidas contundentes para restaurar la paz y la seguridad en una región que ha sufrido demasiado. Mientras tanto, el temor y la incertidumbre continúan dominando la vida de quienes habitan en esta convulsa zona de México.

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