¿Cómo se coacciona el voto? El Código de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas prohíbe “la utilización de programa sociales y de sus recursos, del ámbito federal, estatal, municipal, con la finalidad de inducir o coaccionar a los ciudadanos para votar a favor o en contra de cualquier partido”.

Mayra J., una madre soltera de 36 años de esta capital, narró a este medio cómo fue que su intención de hacer mejoras en su colonia, sobre todo que se pintara un paso peatonal, la llevó casi sin darse cuenta a hacer proselitismo en favor del Verde y de su candidato, Castellanos.

Fue a finales de 2014, cuenta, cuando una vecina de su calle en la colonia Miramar la invitó a formar parte de un grupo de ocho personas que se dedicarían “a bajar recursos del Gobierno para alumbrado y pavimento”. Luego, agregó, la misma líder les informó que el siguiente paso sería que cada una de esas ocho personas reuniera a su vez a otras 12, casi cien entre todas, y luego recogerles copias de las credenciales para votar, claves de registro de población y comprobantes de domicilio. “Esas ocho teníamos también la obligación de ir a cada evento del Gobernador, a fuerza. Teníamos que tomarnos una foto y enviársela a la líder de la colonia. Nos decía que era para que nos vieran. Luego nos dieron nombramientos de la SEDEPAS (Secretaría de Desarrollo y Participación Social del gobierno estatal). A mí me asignaron salud, y tenía que buscar dentistas que vinieran a dar pláticas de higiene, a otras les tocó educación, buscar becas, mejoras para los parques”, dice.

“Luego vino un licenciado, de SEDEPAS, y nos dijo que nos quería conocer Fernando, que porque había muy poca presencia de él en la colonia, y que se iba a postular como Presidente municipal del Partido Verde”, agrega.

Días después, narra, llegó a la colonia Berlán Nigenda, un ex priista sumado a la campaña de Castellanos y quien les pidió también levantar una lista casa por casa y ofrecer la futura llegada de despensas, lentes y cobijas. “Y las despensas llegaron, pero no lo demás, y nosotros tuvimos que poner la cara”, dice Mayra. Fue entonces que empezó a molestarse con las actividades en las que, dice, participaba con la esperanza de obtener finalmente los beneficios que les prometían y, también, por acompañar a su vecina, que además era su amiga.

“Pero después fue más la presión, cuando ya va como presidente Fernando, porque teníamos que llevar a la gente a que se tomara la credencial verde, del Gobierno del estado, para que recogieran las despensas del programa de jefas de familia y de alimentación. Luego crearon las tarjetas para madres solteras, que pagan 500 pesos al mes”, dice.

La entrega de este último programa, agrega Mayra, fue el colmo: convocaron a miles de mujeres de todo el estado a una plaza, “nos encerraron entre vallas después de que entrábamos, nos formaron por grupos, las que ya cobrábamos y teníamos la credencial en una fila, y ahí nos dieron una playera y una botella con agua. Yo dije: ‘aquí, si hay un atentado, no podemos salir’, y aunque ya tuviéramos la tarjeta tuvimos que esperar a que se las dieran a todas las demás. Fue obligatorio; yo me sentí muy enojada. Me molestó la forma en la que nos estaban usando”.

Luego empezaron a llegarles las despensas por parte de SEDEPAS, cuenta, “pero teníamos que pedirles la credencial para votar a cambio de dárselas, y que firmaran de recibido”.  A estas personas, explica, se les llama “promovidos”, y conforme avanzaba la campaña electoral aumentaban las exigencias para tenerlos bajo registro. “Nos mandaban a pedir hasta tres veces la credencial a la misma persona. Al último me mandaron otra hoja, pero yo ya no quise”, cuenta.

El pasado domingo 7 de junio, dice, la “coordinadora” todavía le pidió que avisara que el Verde pagaría tortas y taxis para los colonos que quisieran ir a votar, “y que si en el camino yo las convencía de votar por el Verde, me iban a pagar”.

Y en estos últimos días, agrega, le dijo que volviera a pedir credenciales y que, de manera disfrazada, preguntara a los “promovidos” si votarían por el Verde y que, en caso de que dijeran que no, les pusiera una marca. “Entonces, están condicionando la ayuda, juegan con la gente. Él (Fernando), dice que quiere mucho a las mujeres, que ahí están sus despensas, y la gente es muy entregada, pero lucran con su necesidad, y es gente que no ha escuchado otras propuestas, y les dan playeras y despensas, pero es como jugar con la conciencia”, dice.

Mayra es madre soltera que regresó a Chiapas hace unos años de Estados Unidos. Entrevistada el pasado jueves 9 de julio, fue contactada a través de las brigadas de “cazamapaches” que colaboran con Morena porque es familiar de uno de sus integrantes. En la vivienda donde se le entrevista, muestra también las cajas con despensa que ella y otros familiares fueron a recoger hace unos días a una casa cercana y donde se las pusieron en una bolsa negra, para que no fueran detectadas. “Nos utilizaron para hacerle la campaña a Fernando, pero si el Gobierno me quiere usar, yo voy a usar al Gobierno”, dice cuando se le pregunta por qué fue a recogerlas.