¿Y ahora? (Epistolario) Por Armando Rojas Arévalo ADRIANA: Primero fue incredulidad, luego asombro, después estupefacción. Repuesto del shock, comprendí que una sociedad enferma de odio, xenofobia, homofobia y también hartazgo, elegía a un enfermo como ella. Recordé aquello de que la democracia no se equivoca. No, suele equivocarse. Se equivocó en el Brexit, se equivocó con el No a la paz en Colombia y se equivocó la noche del martes en los Estados Unidos, en la que, por cierto, HILLARY ganó por el voto popular, pero una complicada legislación electoral, Wall Street, el Banco Mundial y los fabricantes de armas le dieron el triunfo a su adversario. Una sociedad molesta y furibunda se equivoca en sus decisiones. Errar es humano, pero en este caso, es desolador por injustificable.

Fue algo así como una fenomenal turbulencia a 30 mil pies de altura que me dejó casi noqueado. Recordé con sentido catastrofista la profecía de la segunda centuria, cuarteta LXVII (67) de NOSTRDAMUS, donde habla que “El rubio de nariz ganchuda acometerá”, etcétera, etcétera. Y me remonté con asombro a Los Simpson, cuando ¡hace 16 años! en el capítulo "Bart to the future" de la temporada 11, vaticinaron la llegada de TRUMP a la Casa Blanca.

Recordé la sentencia de PORFIRIO DÍAZ que cobra cruel vigencia: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, y también recordé otra del mismo que, si viviera, se la daría como recomendación al gobierno y los mexicanos de hoy para mantenerse inhiestos en medio de la tempestad: “Suavidad y maña, moderación y juicio”. Tranquilos, diría otro.

Quise entender por qué un hombre que podría llevarnos al Apocalipsis, había ganado la elección, y fue NOAM CHOMSKY que en su reflexión publicada esta misma semana en el portal “Alternet”, me dio la respuesta: “La popularidad del candidato presidencial estadounidense Donald Trump se debe al “miedo” y es el resultado de una ‘sociedad quebrada’ por el neoliberalismo”.

Las elecciones norteamericanas nos enseñaron a una sociedad profundamente dividida. El resultado siembra una gran incertidumbre a nivel mundial. Para México, en especial, un desafío inédito. No es sólo el “muro” que TRUMP pretende levantar, que es una auténtica vacilada, sino por lo que vendrá desde los primeros días de su gobierno, dentro de una política totalmente antimexicana.

No vi en PEÑA NIETO, al reconocer el triunfo de TRUMP y posteriormente en su charla telefónica con éste, firmeza, sino agobio. "Coincidimos en que debemos trabajar en una relación de confianza y de futuro compartido", dijo PEÑA sobre la conversación con el victorioso.  No obstante, prometer entregarse en "cuerpo y alma para velar por los derechos el bienestar y los intereses de los mexicanos donde quiera que se encuentren", suena hueco. Empero, sus apologistas –entre ellos, FOX y otros-  dicen que fue visionario al invitar a TRUMP a Los Pinos, omitiendo que también invitó a HILLARY y ésta no aceptó. Visionario o no, ¿por qué el gobierno hizo todo lo que estuvo a su alcance para que los mexicanos de allá y los latinos votaran contra el republicano, o cómo se explican los 27 viajes que hizo la canciller RUIZ MASSIEU a los Estados Unidos para operar la estrategia.

TAMBIÉN AHORA resulta que LUIS VIDEGARAY se anticipó a la victoria de TRUMP y en premio volverá a un puesto público. ¿A Relaciones? ¿Cómo candidato al Estado de México?

Podría coincidir con el presidente mexicano que con la elección de TRUMP se abre una nueva etapa en las relaciones entre nuestro país y el vecino. Pero esperaba un mensaje de aliento, echado p’a delante. México no está de rodillas. Es mucho país. Sin embargo, el miedo podría conducirnos a la sumisión.

Se trata de ahora de revalorarnos y replantear los vínculos con los Estados Unidos. Sana distancia, sin rupturas. Respetuosa y exigiendo –no negociar- respeto a nuestra dignidad y soberanía.  Los mexicanos debemos estar unidos. Cerrar filas, hacer un frente común. Tenemos que ser creativos. Con toda decisión ir en apoyo total al campo, para producir los alimentos que necesitamos, a fin de no importarlos más, porque no hay peor esclavitud y dependencia que el hambre. Comprar los productos y bienes que el país produce. Favorecer al capital nacional, para crear más fuentes de empleo. Fortalecer nuestros vínculos comerciales con otras regiones de mundo, y consolidar nuestra macro economía.

El triunfo de TRUMP fue como un balde agua fría para todo el mundo. La gente de los Estados Unidos votó por simpatía, no por ideología. La sociedad votó por rechazo, no por convencimiento. El triunfo del republicano fue una especie de adelanto de lo que podría ocurrir en las elecciones mexicanas de 2018, en las que habrá un candidato al que le van a echar montón para vencerlo. Fue, también, una lección para que los partidos y sus candidatos ofrezcan propuestas concretas a esa generación de jóvenes conocidos como millenials, los cuales podrían inclinar la balanza de los comicios.

La victoria de TRUMP plantea otro gran problema para el que México aún no tiene respuestas. El de los migrantes de haitianos y africanos que vagan por las calles de Tapachula y Tijuana en espera de pasar hacia los Estados Unidos. Los refugios de esas ciudades se encuentran ocupados al tope, también de mexicanos que huyen de la violencia del crimen organizado. Buscan acogerse al programa Temporary Protected Status. TPS, que ofrece protección a personas que huyen de un conflicto armado o un desastre natural. Muchos acabarán quedándose en Tijuana.

Bueno, la democracia se equivocó hasta en Cuernavaca, donde el “estamos hasta la madre” llevó al poder a un futbolista que cobró varios millones para prestar su nombre como candidato de un partido corrupto y luego ni él mismo se creía su victoria.

DE OTRAS COSAS, el ex gobernador de Sonora, GUILLERMO PADRÉS ELÍAS, se entregó ante los medios y luego se fue al Reclusorio Oriente de la Ciudad de México para presentarse ante un juez, pero he aquí que no pisará la cárcel porque se le concedió un amparo. Pero su hijo GUILLERMO fue detenido por lavado y fraude. Aun así, el PAN lo muestra ahora como un ejemplo.

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