Y la respuesta a las acusaciones de la vieja guardia priista en Chiapas para apresurar el relevo de Roberto Albores Gleason en la dirigencia estatal se adelantó finalmente este martes cuando el presidente nacional de los tricolores tomó protesta al Senador chiapaneco como nuevo Secretario de Gestión Social del PRI Nacional, en lo que pareciera ser una clara salida política y posible adelanto a las decisiones de la cúpula con miras al 2018.
Como pocos esperaban, durante la presentación del Comité Ejecutivo Nacional, Enrique Ochoa Reza, terminó dando una nada grata sorpresa para los enemigos políticos de Albores Gleason que ya lo veían fuera de las estructuras priistas y, con ello, más lejos de sus aspiraciones políticas para contender por la gubernatura de Chiapas.
La decisión de la cúpula priista consumada con el anuncio de este martes ofrece diversas lecturas políticas donde el mayor beneficiado resultó ser Roberto Albores junior, quien regresó de manera inesperada a la agenda pública dentro de la contienda anticipada por las candidaturas rumbo al siguiente proceso electoral estatal y federal. Así, el que parecía en plena agonía política, regresó a la contienda de posibilidades electoreras.
Y es que, la nueva designación de Albores Gleason expone a todas luces que los acuerdos con los viejos priistas chiapanecos inconformes (por la demora para renovar la dirigencia estatal) se han consumado ya. Por eso el nuevo cargo otorgado al Senador chiapaneco; una encomienda que le da nuevamente jugada política y justifica su evidente campaña anticipada, disfrazada de recorridos a las estructuras del partido en Chiapas.
Pero además del nuevo espacio de acción política para Gleason, la Secretaría de Gestión Social también deja entrever las posibles tendencias o “amarres” en torno al futuro político-electoral de Chiapas. Porque el nuevo cargo y el inminente relevo en la dirigencia estatal no son gratuitos. Se configuran como claros intercambios políticos que dan gusto a los viejos priistas chiapanecos, pero -sobre todo- protegen a Gleason para mantenerle parte de sus beneficios políticos.
Por eso no deberá extrañar que durante los siguientes meses del año sea abierta finalmente la convocatoria para elegir a la nueva dirigencia del PRI en Chiapas. Ahí estará el siguiente mensaje de la dirigencia nacional para sus planes en la entidad chiapaneca, a fin de determinar si el control de las bases priistas quedan en manos de los adversarios de Gleason o simplemente se consuma un relevo de conveniencia para el Albores junior.
El nuevo cargo dentro del CEN priista abre nuevas lecturas sobre los vínculos y amarres políticos de la familia Albores, compromisos o afinidades que podrían estar adelantando un poco las candidaturas de 2018 que, aunque se asegure tanto en Chiapas lo contrario, se trata de espacios que se negocian o deciden en las cúpulas nacionales. No se sorprendan entonces que la actual conformidad de los adversarios sea un asunto momentáneo que desate los demonios cuando lleguen los tiempos electorales.