Chiapas y el mercantilismo partidista (En la Mira) Héctor Estrada El resultado de la elección interna en el Partido Acción Nacional (PAN) ha confirmado plenamente que, al menos en Chiapas, eso de la identidad e ideología partidista es sólo un asunto de estatutos y espejismos discursivos muy lejanos al “mercantilismo político” con el que operan realmente la mayoría de estas asociaciones políticas.

Y no se trata de una discrepancia con la candidata electa, ni de un desacuerdo con el resultado electoral. La lectura política de lo sucedido en el PAN va más allá. Apunta al comportamiento de sus entrañas y la conducta de una militancia sin identidad o convicción ideológica dispuesta a participar en las negociaciones de “mediano nivel” donde sólo unos cuantos saldrán favorecidos.

Nada distinto a lo que sucede en los procesos electorales abiertos donde los mismos panistas se han rasgado las vestiduras en rechazo al comportamiento de un electorado dispuesto a negociar su sufragio. Solamente que ésta vez no fueron despensas, ni programas sociales o 500 pesos; ahí se negoció con recategorizaciones, puestos dentro de la dirigencia panista y hasta cargos públicos en la estructura del gobierno estatal.

A la militancia no le importó la advertencia, con pruebas evidentes, de la intromisión e injerencia del Partido Verde Ecologista de México en su proceso interno. Lo avalaron en las urnas sin chistar e inclinaron la balanza para legitimar un proyecto ajeno, que evidentemente no los colocará como verdadera opción electoral para 2018. Al igual que en contiendas estatales pasadas.

Para gran parte de la militancia panista en Chiapas el papel de su partido en el escenario político no es distinto al de otros. Han asumido su rol como negociadores de dádivas, como partido de relleno, listo para subastarse al mejor postor y conseguir así las cuotas políticas que sean posibles. De aspirar a gobernar desde sus propias figuras ya ni hablar.

Eso es lo que le espera al panismo chiapaneco para la próxima disputa al Gobierno del Estado, donde seguramente la nueva dirigencia estatal hará el trabajo que le fue encomendado y por la cual fue financiada descaradamente desde las “entrañas verdes”. Ahí donde figuras incómodas como los Rojas y otros tantos de la vieja guardia no tendrán ya mucho juego.

El triunfo de la fracción verde que representa Janette Ovando al interior del PAN ofrece una mirada futura hacia la contienda interna entre los Ramírez y los Castellanos que desde ahora se disputan la candidatura de su partido. Justo en ese proceso de definiciones donde la inclinación de fuerzas internas y externas tendrán mucha importancia.

Ese es el papel que jugará seguramente Janette Ovando y su dirigencia en la recta hacia el 2018. En caso de no haber sorpresas, ese será justamente el papel del Partido Acción Nacional con candidatos de relleno que únicamente legitimen el triunfo de los candidatos oficiales, mientras sus figuras con verdaderas posibilidades podrían terminar acudiendo a las candidaturas independientes.