¿Narco insurgencia? (Epistolario) Por Armando Rojas Arévalo DIANA: La semana que terminó, fue como miel sobre hojuelas en las relaciones México-Estados Unidos. MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG dijo que entre ambos países hay una amistad que está por encima “de visiones individuales o momentos particulares” al reunirse en Washington con JEH JOHNSON, secretario de Seguridad Interna de los Estados Unidos; en tanto, el subprocurador general del Departamento de Justicia de Estados Unidos, KENNETH BLANCO, dijo en la inauguración de Sala de Prácticas de Juicios Orales de la Procuraduría Fiscal de la Federación (PFF), en el D.F., que “no hay otro país como México”.

Atrás, ya muy atrás quedaron el mal sabor de boca y la molestia que produjo en el gobierno mexicano HILLARY RODHAM CLINTON el 8 de septiembre de 2010. La ex secretaria de Estado, hoy virtual candidata a la presidencia de EU por el Partido Demócrata (y si el Partido Republicano postula al cretino de TRUMP relevará sin problema alguno a OBAMA), dijo en el Council Foreign Relations: México se “parece cada vez más a la Colombia de hace 20 años, cuando los narcotraficantes controlaban ciertas partes del país  (…) Estos cárteles de drogas muestran, cada vez más, indicios de insurgencia”.  Estas declaraciones causaron gran incomodidad al gobierno mexicano, el cual, por supuesto las rechazó.

El 9 de septiembre, o sea, al otro día de la desafortunada declaración, ALEJANDRO POIRÉ, jefe de seguridad nacional de FELIPE CALDERÓN, decía en conferencia de prensa: “No compartimos las apreciaciones en ese sentido…México está actuando con fuerza y a tiempo para salvarse del destino de Colombia”

En esa misma ocasión, PATRICIA ESPINOSA, quien era Canciller de México, afirmó: “En Colombia, las FARC surgieron como un movimiento con una agenda política y, en diferentes etapas, estableció vínculos con la delincuencia organizada para allegarse recursos. En el caso de México estamos hablando concretamente de un tema de delincuencia organizada”.

Y es que HILLARY sugería implícitamente a su gobierno, realizar una estrategia de contrainsurgencia en México, para evitar que el crimen organizado de México siguiera los pasos de las FARC en su vinculación con el narcotráfico de ese país.

La entonces Secretaria de Estado se mostraba alarmada por la cruda y cruel violencia en México, en especial por algunos hechos significativos como el coche bomba en Chihuahua contra una unidad de la policía y la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas. El 31 de marzo de 2010, hombres armados atacaron dos bases militares y un puesto del Ejército en Tamaulipas y Nuevo León, y siguieron los llamados “narcobloqueos” en Monterrey (similares a los que han ocurrido últimamente en Reynosa); sin embargo, los informes refieren que esos ataques no fueron para controlar las instalaciones, sino de neutralizar a la fuerza armada durante un perído específico y, posiblemente, como reacción al arresto de uno de los capos de la droga, dice ERIC L. OLSON, investigador del Mexico Institute de Woodrow Wilson International Center for Scholars (Revista Foreign Affairs Latinoamérica, No. II 2011).

Seguramente HILLARY tuvo en sus manos algún informe que reportaba signos de “insurgencia” en México, y también se dejó llevar por los reportes de BOB KILLEBREW Y JENNIFER BERNAL que se publicó por el Center Ford a New American Security con el título “Crime Wars: Gangs, Cartels and U.S. National Security”, en el sentido de que los cárteles de la droga y la guerrilla en México habían hecho alianzas.

El gobierno de OBAMA reparó en el entuerto por ese “lapsus” de la secretaria de Estado, y mandó a ARTURO VALENZUELA, secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, para decir que los grupos delictivos de México “no están buscando el poder por razones políticas”

México aceptaba que había –y hay- crimen organizado, pero descartó –y descarta- que exista una liga entre ése y la guerrilla. OLSON afirma que aquí no existe la narco insurgencia. Si nos atenemos a que el Diccionario Oxford define “Una insurgencia es una rebelión contra una autoridad constituida…”, la delincuencia organizada de México está dedicada a confrontar al Estado y sus operaciones no parecen ser parte de una campaña para derrocar al gobierno; más bien, se trata de intimidar y aterrorizar al pueblo para neutralizar las acciones de la autoridad.

“La incapacidad de las fuerzas de seguridad mexicanas para afrontar de manera efectiva su control territorial –ya sea en zonas rurales o urbanas- ha significado que las organizaciones delictivas no necesitan controlar o derrocar totalmente al Estado para seguir con sus rentables empresas criminales; simplemente, tienen que limitar la capacidad del Estado para contrarrestar sus operaciones en un área en particular. En lugar de derrocar al Estado, los grupos delictivos debilitan y obstruyen la capacidad del Estado para enfrentarlos”, dice OLSON.

En consecuencia, contrario a lo que HILLARY sostuvo en 2010, si bien México se enfrenta a problemas graves de seguridad, hasta hoy no hay evidencias de una campaña sostenida de la delincuencia organizada para derrocar al gobierno; además, tampoco hay una ideología o agenda religiosa que desee imponer, apuntan investigadores. Más bien, la delincuencia organizada ha debilitado las estructuras del Estado, a través de la corrupción.

Empero, HILLARY por algo dijo lo que dijo. A ver si no resulta más caro el caldo que las albóndigas (TRUMP).

ASPIRANTE A GOBERNADOR, ACOSADOR.-El Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Chiapas, RUTILIO ESCANDÓN, quien aspira a ser candidato a gobernador por su partido, el PRD, es un sujeto sin escrúpulos que se aprovecha del poder del puesto para cometer actos que la propia ley -que dice aplicar- castiga. Una chica –hija de una familia respetable- tuvo necesidad de acudir a él para la renovación de su contrato en ese organismo. Claro, con mucho gusto, le dijo, y sin más ni más la empujó hacia la pared tratando de ultrajarla, como haciéndole ver que tenía que pagar ese “favor”. La joven se liberó de las asquerosas manos del tipo y salió corriendo de la oficina.

Imagínate, si eso hace con la hija de un matrimonio prestigiado en la capital de Tuxtla, qué no hará con quienes no tienen quien las defienda. ¡Tipejo!

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