Héctor Estrada
En Chiapas parece no haber protesta que merme la indiferencia del gobierno encabezado por Manuel Velasco Coello para saldar las deudas que la administración estatal, a través de sus diferentes dependencias, tienen con sus proveedores, contratistas, personal docente y otros tantos más a quienes por consigna han decidido simplemente no pagarles.
Este martes fueron nuevamente los empresarios encabezados por Rafael Jiménez Arechar quienes salieron otra vez a las calles de Tuxtla Gutiérrez para exigir al Gobierno de Chiapas sean saldadas las deudas que tiene con los proveedores locales desde hace más de tres años y ascienden a un monto general de alrededor de 250 millones de pesos.
Esta vez la manifestación se realizó en uno de los principales cruceros viales de la capital chiapaneca donde se colgaron lonas que pasaron de frases con la exigencia de pago a solicitudes de renuncia para el ejecutivo estatal, y hasta un voluminoso anuncio inflable que era movilizado entre el masivo ruido del claxon de los automóviles en muestra del apoyo a la idea de una posible separación del cargo para Velasco Coello.
Y eso fue lo que resultó lo más interesante de la protesta. La respuesta de una ciudadanía hastiada que sin chistar decidía participar de alguna manera en otra manifestación de rechazo a la actual administración estatal, como ya ha sucedido con otros tantos movimientos de inconformes en Chiapas fortalecidos por la empatía de una ciudadanía harta de sus actuales gobernantes.
Y es que, como desde hace ya casi dos meses, a los empresarios manifestantes parece no agotárseles las ideas para expresar públicamente su exigencia e inconformidad, sin embargo, tampoco parece agotársele la indiferencia y desdén al actual gobierno chiapaneco cuyas prioridades políticas y hacendarias están evidentemente en otros asuntos donde la estabilidad interna es lo de menos.
Pero los empresarios son apenas un ejemplo del incumplimiento recurrente que ha caracterizado al “gobierno verde” en Chiapas. Ahí están también los profesores de las secundarias técnicas en la entidad chiapaneca a quienes la Secretaría de Educación estatal no les ha pagado sus salarios desde hace más de cuatro meses.
Se trata de más de cuatro mil maestros para quienes las promesas de la autoridad estatal se han ido por el caño. La administración chiapaneca ha negociado el constante cese de sus huelgas y manifestaciones con compromisos firmados que simplemente no se han cumplido. Fechas con acuerdos de pago han pasado y a los docentes les han terminado viendo la cara una y otra vez.
Ahí se mantienen algunos contingentes de profesores a las afueras de “Palacio de Gobierno”, día y noche, como si tuvieran que mendigar el salario que por ley les corresponde. Es simplemente una situación que resulta inadmisible e incomprensible tratándose de salarios ya presupuestados y etiquetados que se demoran tanto entre el anómalo manejo de los recursos estatales.
Porque el recurrente argumento sobre la falta de dinero en Chiapas ya resulta una explicación sin credibilidad. Sobre todo para una administración estatal donde el derroche de recursos para promover “el culto a la imagen del gobernador” no tiene límites y el desvío de recursos tiene sus pruebas más contundentes en la misma auditoria federal. Así las cosas aquí.