Rodrigo Ramón Aquino
Unas líneas para Fer
Entiendo por qué el candidato electo de Tuxtla Gutiérrez, Fernando Castellanos Cal y Mayor, se empeña en preguntarle a la ciudadanía a través de redes sociales si se instala o no un hospital para mascotas, si le entran o no a la construcción del mirador volado del Cañón del Sumidero, entre otras propuestas que, honestamente, no son malas, pero definitivamente no son prioritarias. De verdad lo entiendo, insisto, porque su gestión, de llegar a ocurrir, estará marcada por la falta de legitimidad, por un escrutinio público permanente y continuos señalamientos.
Su intención, quizá de buena fe y un tanto obvia, es involucrar a la población en general en el consenso y en la toma de decisiones municipales, lo cual, en otras circunstancias —un triunfo arrollador, por ejemplo— sería muy bien visto, pero no en su caso. Tan no es su caso, que esta campaña de gobierno abierto está generando la percepción contraria: un gobierno sin un proyecto y rumbo definido, dubitativo y un tanto temeroso. Seguro no lo es, pero llega a parecerlo.
Lo que el nuevo presidente municipal debe apuntalar es su conocimiento de las atribuciones constitucionales del municipio y comprometerse con la mejora del desempeño, así como con la mejora en generación de recursos propios, el control de la deuda y del gasto corriente, el rediseño de la organización y la gestión del personal, entre otros aspectos.
Para fortuna de Castellanos, puede ir desde ya prescindiendo de toda esa bola de asesores que, en general, dan la impresión que lo único que les interesa es la “selfie” y la acumulación de “likes”. Fernando debe dar de una vez el salto de madurez que se reclama, dejar atrás las aparentes ocurrencias y apuntalar su carrera de servidor público. De ello ya pende su vida pública.
Aunque muy desprestigiado el puesto, la verdad es que ser primera autoridad municipal debe volver a ser una gran distinción. Gobernar el espacio público más cercano a la vida cotidiana de la gente debe despertar pasión y no sólo ambición. Tomar las decisiones que impactan la calidad de vida de cientos de miles de individuos es una enorme responsabilidad y un gran reto, que no puede estar en manos de quien no conoce las reglas del juego.
Si alguno considera que el periodo de Samuel Toledo como alcalde fue insufrible, el actual ánimo ciudadano caldeado puede llevar a la nueva administración a la total debacle si no se hacen bien las cosas desde el principio. Esta vez no hay tiempo para prueba y error. Quien te diga, Fernando, que al paso de algunos meses las aguas volverán a su cauce no es tu asesor, es tu enemigo, quiere verte mal.
Yo, en cambio, no te quiero ver mal, en realidad ni bien, sólo quiero que cumplas con el trabajo que te comprometiste a hacer y al que la ley te obliga. No tienes que inventar nada. Tu responsabilidad principal es y será brindar buenos servicios municipales. Es lo básico y es en lo que han venido fallando tus antecesores porque menosprecian al pueblo. Olvida por un momento la política-espectáculo; es un buen recurso, pero todo tiene su tiempo.
En el artículo 115 de la Constitución General de la República Mexicana hallarás una ruta clara. Debes ocuparte del agua potable, del drenaje, del alcantarillado, del tratamiento y disposición de aguas residuales; del alumbrado público; de la limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos, de los mercados y centrales de abasto; de los panteones; del rastro; de las calles, parques y jardines y su equipamiento; de la policía preventiva municipal y tránsito. Además de la planeación del desarrollo urbano.
Fernando, ya no te permitas consejos de algodón, empieza por cubrir estos aspectos y te auguro un arranque exitoso. Distráete de tu responsabilidad principal y quizá ya no haya chance de verte crecer en este asunto de la vida pública ni de dedicarte algunas líneas.