Héctor Estrada
De acuerdo al Artículo 321 del Código de Elecciones y Participación Ciudadana, legalmente este sábado se vence el plazo para el recuento de votos y la entrega de resultados finales de los cómputos distritales en Chiapas, en un proceso que hoy mantiene en vilo a 10 municipios de la entidad, donde Tuxtla sobresale por su efervescencia social.
A decir del propio Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), Nicolás Ruiz, Belisario Domínguez, Marqués de Comillas, Las Rosas, Chilón, Chanal, Amatenango de la Frontera, Siltepec, Villacorzo y Tuxtla Gutiérrez son los municipios que hasta la mañana de este sábado presentan “situaciones complejas” que no han permitido concluir sus conteos.
Son lugares donde las anomalías electorales se han presentado con mayor insistencia, la inconformidad ciudadana se ha vuelto insostenible y la certidumbre electoral ha resultado inexistente; con enfrentamientos, secuestro de capacitadores, quema de Consejos Distritales y hasta muertos, que han hecho del proceso aún vigente uno de los peores episodios electorales en Chiapas.
Sin embargo, entre tanta podredumbre, este viernes Tuxtla Gutiérrez sentó un nuevo precedente en lo que a la participación ciudadana se refiere. Los habitantes de la capital chiapaneca nuevamente dieron ejemplo civilidad y capacidad de organización para alzar la voz, en dos movilizaciones que, pese a las rumores, concluyeron en completa paz.
A las dos de la tarde fueron los simpatizantes y estructuras movilizadoras del voto del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) quienes caminaron del Parque 5 de Mayo al Parque Central, con un contingente de alrededor de dos mil quinientas personas que acompañaron al candidato Luis Fernando Castellano Cal y Mayor.
Aunque se debe reconocer la irresponsabilidad de convocar a una movilización de simpatizantes verdes justo el mismo día en que ya se había convocado antes a otra marcha contra la “imposición” de su candidato, finalmente la movilización verde terminó en paz, rápido, sin contratiempos y algo disminuido debido a las altas temperaturas. Y es que, según sus propias cifras, el contingente no rebasó ni lo reunido durante su cierre de campaña.
Sin entrar en controversias, el evento no distó mucho a las habituales movilizaciones electorales donde lo importante no es la convicción del voto, sino los números o cifras que engrosan el “respaldo” al candidato en cuestión. No obstante, sean cuales sean las características de este tipo de manifestación social, deben y merecen mencionarse como un ejercicio de equilibrio crítico.
El evento histórico se registró a las cuatro de la tarde. Se trató de una marcha convocada por distintos frentes, políticos, empresariales y ciudadanos, mediante una invitación que se propagó rápidamente a través de las redes sociales. Así, miles se pusieron de acuerdo para encontrarse en el Parque Bicentenario de Tuxtla Gutiérrez vestidos de blanco.
Desde las 15:30 horas los asistentes comenzaron a arribar de todos lados. A pie, en transporte público y en sus autos particulares llegaron a la cita, con todo y las nubes grises que vaticinaban un inminente aguacero. Y la convocatoria rebasó los limites imaginados, incluso, por los propios organizadores.
Por cuestiones de seguridad, el destino original fue cambiado y re direccionado a la Casa de Gobierno. Desde la salida de la marcha “silenciosa”, alrededor de las 16:30 horas, los ríos de gente inundaron la 12 Poniente de la Ciudad con destino al norte.
Familias completas, jóvenes, adultos mayores y niños, de todos los estratos sociales, caminaron bajo la lluvia en un largo y nutrido contingente que se extendió por alrededor de 17 a 20 cuadras y que en el caminar se seguía nutriendo de más personas. Aunque hay quienes calcularon hasta 25 mil asistentes, la realidad es que el conglomerado resultaba incontable.
La exigencia común fue el respeto a la voluntad ciudadana expresada en las urnas y un no rotundo a la imposición del candidato verde en la alcaldía tuxtleca. Sí, ahí estaba el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) y los adversarios electorales que ahora respaldan su triunfo, pero eran más los ciudadanos apartidistas que llegaron movidos por el hartazgo a tanta ilegalidad electoral en el proceso.
Eso es lo histórico de la movilización. Que ningún partido, ni siquiera el de los acarreos verdes, hubiera podido juntar a tantos y tantos tuxtlecos en una movilización semejante. No fue el PAN quien los hizo movilizarse, fueron las arbitrariedades del propio gobierno que los sacó de sus casas y los llevó a las calles para exigir respeto a su decisión.
Ayer no fue un candidato en particular quien hizo posible ese hecho histórico, fueron los propios ciudadanos conscientes, quienes ahora han decidido organizarse y expresar que son capaces de hacerse escuchar. Han demostrado que Tuxtla no es más una ciudad sumisa dispuesta a seguir secuestrada por los dueños del poder en turno, que Tuxtla le pertenece a los tuxtlecos y no a algún color en particular.