El mayor miedo para los habitantes de Nueva América, Chicomuselo, se hizo realidad este lunes cuando el enfrentamiento entre los cárteles que se disputan la zona llegó a las inmediaciones de sus hogares... Así, entre el estruendo de los disparos en la montaña, la noche de este lunes y madrugada del martes se volvieron casi interminables.
Nueva América es una comunidad del municipio de Chicomuselo, Chiapas, con poco más de mil habitantes. Su relativa distancia con la cabecera municipal y su comunicación de salida a través de la presa La Angostura la había mantenido, de cierta forma, tranquila y alejada de los enfrentamientos violentos que se han desatado durante los últimos años en la zona.
Su vida transitaba fuera del campo de batalla hasta hace pocos días, cuando el avance de los grupos criminales antagonistas comenzó su arribo violento a poblados cercanos. Apenas la semana pasada un comunicado de auxilio firmado por habitantes de Nueva Morelia trascendió a medios de comunicación para pedir ayuda tras una oleada de ataques que terminó con el desplazamiento de decenas de familias.
Así, este martes el destino alcanzó a Nueva América. El enfrentamiento de las montañas durante la noche terminó por encender las alertas la mañana siguiente. “El ingreso del ejército no viene sólo. Ahora están abriendo paso los de El Maíz, que son más violentos. Realizan reclutamientos forzados. Y no queremos vivir así”, señalaban algunos pobladores antes apostarse en los accesos a la comunidad para impedir el paso de los militares.
Por eso la resistencia temerosa de los pobladores este martes para no dejar pasar a ejército. La discusión acalorada entre campesinos, padres de familia y jóvenes de Nueva América con elementos militares terminó viralizada en redes sociales, con una incursión final del ejército a punta de gases lacrimógenos que no tardó en replegar el débil bloqueo de las familias aterrorizadas.
El episodió concluyó la tarde de este martes con el desplazamiento forzado de decenas de familias de sus hogares, que en varios casos reportaron “cateos” posteriores. Los pobladores, expulsados de sus viviendas, tuvieron que cruzar las aguas de La Angostura en lanchas para concluir la noche refugiados al otro lado de la presa, mientras los enfrentamientos se desataban en sus tierras.
Hoy, entre los habitantes de Nueva América hay desolación e incertidumbre. El cuándo poder regresar a casa no es la única preocupación, sino además las nuevas condiciones en las que tendrán que vivir sí volver se hace posible. El control de otro grupo armado y las nuevas condiciones elevan la angustia para familias que hasta hace unos días vivían en la cotidianidad, al límite del campo de guerra campal.
Ahora, el clamor emanado desde los refugios temporales en Nueva América es la atención urgente de los organismos internacionales defensores de Derechos Humanos y las propias autoridades federales a la situación que se vive para salvaguardar la integridad de las familias inocentes, y no caer en procedimientos de reconfiguración que terminen dejando a las comunidades en situación de mayor violencia y vulnerabilidad… así las cosas.