Sin que él mismo se lo imaginara hace sólo tres meses, Carlos Morales Vázquez se ha colocado ya en la terna final de los aspirantes a la candidatura de Morena en Chiapas. Una cadena de descartes lo terminó por subir a contienda y sus añejos vínculos con el ‘obradorismo’ parecen estar jugando a su favor a la hora de las definiciones cupulares. Pero ¿qué es lo que podría inclinar la balanza hacia su postulación el próximo 10 de noviembre?
El actual presidente municipal con licencia lleva menos de dos meses en la contienda abierta por la gubernatura chiapaneca. Le tocó subirse a encabezar el movimiento político que Zoé Robledo había amasado e impulsado durante más de seis años en la entidad para buscar la ansiada candidatura estatal que se le había quedado pausada en 2018.
Hasta a principios de agosto de este año los planes dentro del proyecto político de “El Provenir” iban sin mayores cambios. Zoé Robledo Aburto buscaría el gobierno de Chiapas en 2004, y para ello había sumado a figuras locales que trabajaban su la estructura político-electoral. Manuela Obrador, Carlos Morales y Patricia Armendáriz se convirtieron rápidamente en las que mayor notoriedad consiguieren dentro de su equipo.
Todo apuntaba a que Carlos Morales acompañaría a Zoé Robledo con una candidatura al Senado y Manuela o Patricia con la otra. Finalmente, buena parte de los afectos del presidente dentro de Chiapas se encontraban en ese equipo político; sin olvidar el compromiso hecho por el propio López Obrador en 2017 con Robledo para postergar sus aspiraciones a fin de facilitar los acuerdos con Manuel Velasco en ese proceso electoral.
Sin embargo, todo cambió a finales de agosto pasado. La repentina nueva declinación de Zoé Robledo a su candidatura en la entidad chiapaneca terminó por desconcertar a más de uno. Los pactos cupulares para facilitar el paso de Claudia Sheinbaum a la postulación presidencial y los acuerdos sobre posición política de Zoé en torno al tema terminaron dejando al director general del IMSS fuera de la contienda por el gobierno de Chiapas.
El acuerdo fue mantener a Zoé al frente del IMSS Bienestar el resto del sexenio para facilitar algunos acuerdos y no dejar a Claudia Sheinbaum con un problema garrafal en la federación de los servicios de salud. El presidente finalmente había decidido privilegiar los intereses del relevo presidencial sobre las aspiraciones locales de Robledo. Pero, eso seguramente también tuvo compromisos en favor del chiapaneco.
Por eso, si bien Zoé había quedado fuera de la contienda estatal, su proyecto político no. Ahí es donde Manuela y Carlos salieron al quite. Pero a Manuela sus vinculaciones familiares con el presidente, quien no quería un nuevo escándalo de nepotismo, le jugaron en contra. Fue de esta forma como el entonces presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez quedó como la carta fuerte del grupo, y su candidatura estatal se materializó.
Desde entonces, el ascenso de Carlos Morales Vázquez en la disputa ha sido estrepitoso. Y es que, detrás de su postulación no sólo se encuentra el movimiento político de Robledo Aburto, sino de la propia Claudia Sheinbaum, pues se trata prácticamente de la misma estructura política. No fue gratuita la multitudinaria movilización de apoyo mostrada el pasado 22 de octubre en la capital chiapaneca para una candidatura de sólo meses y medio.
Carlos Morales representa hoy los intereses más directos de Sheinbaum y Robledo sobre el relevo en Chiapas, pero también las posibilidades más factibles para que el presidente pueda cumplir, de cierta forma, sus compromisos con las aspiraciones futuras de su actual director general del IMSS. Sin olvidar los intereses detrás de figuras como Manuela Obrador y la propia Patricia Armendáriz, quien abiertamente a mostrado su respaldo a las posibilidades de Carlos.
Al final de cuentas, Morales Vázquez se ha quedado en la terna final como el aspirante de mayores antecedentes y vinculaciones respecto al obradorismo, y eso lo ha sabido capitalizar bien ante aquellos militantes o simpatizantes morenistas que se mantenían indecisos. Hoy la moneda sigue en aire y la decisión final en manos de la cúpula mayor obradorista que, más allá de tanta encuesta, tendrán en sus manos el destino de Chiapas para lo siguientes seis años… así las cosas.