Gloria Zapata Pérez, de 56 años de edad, tenía 16 año laborando en el Sistema DIF de Tuxtla Gutiérrez. Desde hace un par de años sus condiciones de salud se complicaron, dificultando sus capacidades de movilidad. Sin embargo, nunca imaginó que esas serían las razones para vivir un calvario de acoso laboral y discriminación por varios meses, justo dentro de una institución cuya vocación es brindar atención a grupos vulnerables como ella, pero terminó despidiéndola de la peor forma.
Según narra doña Gloria, el acoso y hostigamiento al que fue sometida comenzó de forma gradual desde hace dos años. Laboraba en las oficinas centrales del DIF Tuxtla, pero fue cambiada de manera abrupta a las oficinas de la colonia “Los Pájaros”, dentro de una zona de la ciudad con mayor dificultad de acceso, pese a que sus condiciones no eran las óptimas. Y es que, desde hace algún tiempo doña Gloria padece diversas complicaciones de salud que han comprometido su peso y su movilidad.
La intención de generar presión para empujarla a su renuncia parecía clara desde entonces. Pero, ante la insistencia de la mujer de casi 60 años para seguir acudiendo a su lugar de trabajo, fue el pasado 21 de julio cuando la dependencia le informó que ya no laboraría mas para el DIF. La eliminaron de sistema de reloj checador y le cerraron las puertas de las oficinas para impedirle el acceso a su centro de trabajo.
Sin una justificación escrita sobre la determinación del despido, de manera verbal a doña Gloria le informaron que la decisión se debía a las incapacidades acumuladas por su condición de salud, y que eso ya no era conveniente para la institución. No importó que las incapacidades estuvieran avaladas por el propio personal de salud del ayuntamiento, ni que dicho argumento constituyera una grave violación a los derechos humanos y laborales.
El hostigamiento sistemático y discriminatorio, cometido de manera directa por el director de Seguridad Alimentaria, Gaspar Lacunza Ramírez, en contra de doña Gloria quedó documentado en la denuncia de numeral 1100-101- 1104-2023, interpuesta ante la Fiscalía de la Mujer desde el pasado el pasado 14 de julio. Justo una semana antes de que la trabajadora fuera despedida de manera intempestiva.
En la denuncia penal, por el delito de discriminación, doña Gloria ya había advertido a las autoridades judiciales la violencia a la que estaba siendo sometida por su condición física y de salud. Además de otros antecedentes documentales que se encuentran dentro de los archivos del propio sindicato al que pertenece, en que también se notificó a la organización gremial de la gravosa situación.
Y es que, según narra la propia denuncia penal, la trabajadora ya había acudido previamente a la Dirección General del DIF Tuxtla para notificar a las autoridades superiores sobre la violencia que vivía; sin embrago, nunca le quisieron recibir ni sellar los oficios presentados. La mantuvieron en vulnerabilidad y evidente indefensión, no se le dio oportunidad de ser escuchada, hasta que llegó finalmente el día del despido.
Hoy doña Gloria sigue acudiendo todos los días para cumplir con su asistencia a la institución que la ha dejado sin trabajo y sin su único sustento. Acude, con todos sus problemas de movilidad, aunque las puertas siguen cerradas para ella; pero tiene la esperanza de que pronto pueda ser escuchada, regresar a su trabajo y finalmente se le haga justicia. “Tal vez no pueda moverme tanto como antes, pero puedo seguir trabajando. Finalmente, mi capacidad mental y experiencia no están limitadas”, concluyó… así las cosas.