Han pasado 19 días del primer caso de intoxicación masiva en escuelas secundarias de Chiapas y aún no hay resultados contundentes sobre las causas que han provocado la hospitalización de al menos una centena de adolescentes. La cadena de acontecimientos ha registrado cuatro episodios distintos, en tres escuelas y en menos de tres semanas, llenando al asunto de sospechas, incredulidad y desconfianza por la prolongada falta de respuestas claras.
El primero de los casos ocurrió el pasado 23 de septiembre en la Escuela Secundaria Federal Número 1 de Tapachula, Chiapas. En ese entonces, la noticia sobre una veintena de estudiantes intoxicados (algunos desmayados) al interior de la institución se viralizó en redes sociales por la peculiaridad de lo ocurrido. Parecía un hecho aislado, que no restaba la gravedad de lo sucedido.
Como saldo de ese primer episodio fueron hospitalizados y atendidos un total de 23 estudiantes, que finalmente se recuperaron. El caso se quedó en las especulaciones sobre el origen de la intoxicación, por lo que hasta la fecha no ha habido informe contundente sobre las causas de la sintomatología.
El segundo episodio, que no se había hecho público, ocurrió el 6 de octubre en la Telesecundaria Ricardo Flores Magón, también del municipio de Tapachula, donde cinco adolescentes presentaron similares síntomas de intoxicación y necesitaron atención hospitalaria. Este caso se había mantenido en el anonimato de los medios públicos hasta que fue dado a conocer durante la conferencia de prensa de este miércoles. Sin embargo, de lo ocurrido ahí tampoco hay resultados.
Tan sólo un día después de lo sucedido en la telesecundaria en Tapachula el escándalo llegó a Bochil, a más de 240 kilómetros de donde ocurrió el primer episodio. Ahí, el asunto tomó otros alcances y desató el escándalo. En Bochil, según datos oficiales, fueron 72 adolescentes quienes resultaron intoxicados y necesitaron de atención hospitalaria por la gravedad de los síntomas. Uno de los afectados, incluso, requirió se intubado.
Con lo ocurrido en Bochil lo sucedido en Tapachula dejaba de ser un caso aislado, al menos por lo que se conocía públicamente hasta ese momento. No obstante, fueron las pruebas de laboratorio, realizadas de manera alterna por los propios padres de familia, lo que encendió las alarmas. Los dos exámenes clínicos realizados en laboratorios privados habían dado positivo a cocaína. Y la noticia se convirtió en escándalo nacional.
Y es que… ¿cómo habían accedido tantos estudiantes a semejante cantidad de cocaína para provocar tal intoxicación masiva? ¿entonces, lo ocurrido en Tapachula podría tener una causa similar y por eso las investigaciones seguían sin resultados públicos? ¿Por lo tanto, podría ser este tipo de casos una prueba contundente sobre el mayor tráfico de drogas y su alcance justo en estas regiones de Chiapas? Fueron algunas de las interrogantes que se propagaron de manera inevitable.
La ola de sospechas y especulaciones fue ineludible ante lo controversial del asunto, pues la cadena de intoxicaciones masivas en secundarias de la entidad se dio justo en medio de los escándalos mediáticos alternos provocados por los enfrentamientos del crimen organizado, relacionados con el narcotráfico, y la serie de ejecuciones, balaceras y el repunte en reportes sobre tráfico de drogas protagonizados por estos grupos durante los últimos años.
Sin embrago, la respuesta de las autoridades, sólo unas horas después de que se dieran a conocer los resultados de los laboratorios privados, fue contundente: ninguna de las pruebas aplicadas por la Fiscalía General del Estado a los estudiantes afectados había dado positivo a sustancias psicotrópicas. La versión oficial contradecía a lo señalado por los padres de familia, y la lluvia de acusaciones y sospechas se desató.
Pero la gota que derramó el vaso llegó apenas este 11 de octubre cuando un nuevo reporte de intoxicación masiva, en la misma Secundaria Federal No. 1 de Tapachula, se propagó en los medios de comunicación. En esta ocasión fueron 18 estudiantes afectados por síntomas de intoxicación, de los cuales – hasta este 12 de octubre- tres se mantienen hospitalizados.
La situación obligó a todas las autoridades involucradas a dar una conferencia conjunta sobre un tema que, pese a su gravedad y antigüedad del primer caso, todavía no tiene una explicación. No ha quedado de otra que pedir la intervención de la Fiscalía General de la República (FGR) para aplicar exámenes toxicológicos adicionales a fin de intentar disipar las sospechas.
Y es que, con el paso de los días y la falta de respuestas contundentes la desconfianza parece ganar terreno. Así, lo sucedido durante las últimas tres semanas en las escuelas secundarias de Chiapas se mantiene aún como un tema inexplicable que se seguirá llenando de especulaciones propagadas sobre el uso malicioso de drogas, histeria colectivas o extrañas coincidencias que no dejan de ser un riesgo para miles de estudiantes en la entidad… así las cosas.