“Los sordos” ante la devastación del café chiapaneco En la Mira

Héctor Estrada

No han servido de nada las constantes denuncias o gritos de auxilio hechas por los cafetaleros de Chiapas que, ya parece reiterativo decirlo, enfrentan la peor crisis de muchas décadas, debido a la grave plaga de roya que afecta a más del 70 por ciento de las plantaciones en la entidad y a la falta de soluciones por parte de las autoridades responsables.

Los daños provocados por la roya y las consecuencias no son un asunto nuevo. Los cafeticultores chiapanecos llevan al menos dos años advirtiendo la preocupante situación que afecta a miles de campesinos inmersos en la producción de uno de los granos más emblemáticos de la entidad chiapaneca.

Para muestra del alarmante escenario, a inicios de esta semana cafetaleros de 29 municipios de Chiapas pidieron públicamente a las autoridades la declaratoria de “emergencia fitosanitaria”, debido a que la plaga que hoy afecta a alrededor de 175 mil de las 250 mil hectáreas sembradas en la entidad.

Ismael Rodríguez Coronel, líder de la Confederación de Cooperativas Unidas Para Estar Bien, explicó que para este 2015 unas 180 mil familias presentan ya problemas de subsistencia a consecuencia de la baja producción e ingresos insuficientes para la manutención de sus hogares. En algunos casos, el 55 por ciento del total de las cosechas de este ciclo se han perdido de manera definitiva.

Se trata de una problemática añeja. Durante el pasado ciclo de cultivo (2013-2014) registró en la entidad chiapaneca la derrama económica más baja de los últimos 43 años. Se calcula que ingreso estuvo entre 3 y 3.5 millones de quintales, alcanzando apenas la mitad de las estimaciones prevista para ese periodo.

De forma paralela a la merma en los volúmenes de producción, la calidad del café también ha disminuido a consecuencia de la plaga. Los precios de compra que en 2012 eran de 213.15 dólares por quintal actualmente se pagan en hasta 173 dólares, es decir, casi 20 por ciento menos.

Pese a las escandalosas cifras, en México la también denominada “plaga del café” parece no ser un tema de preocupación para las autoridades responsables del campo, mientras en países de Centroamérica y Colombia se ha dado al problema la importancia que merece con declaratorias de emergencia ante situaciones igual de graves.

No se trata de ser sensacionalistas. Es una realidad que hoy afecta a casi medio millón de productores y sus familias que dependen totalmente de dicha actividad agrícola; un tercio de ellos en campos de cultivo de Chiapas donde se presume al café como la “joya de la corona” en lo que a la producción agrícola se refiere.

En Chiapas ha transcurrido ya casi medio año de la toma de protesta de José Antonio Aguilar Bodegas como Secretario del Campo y las cosas no han cambiado mucho. La falta de soluciones o medidas paliativas para minimizar las afectaciones económicas a los productores siguen siendo un pendiente que las autoridades parecen ignorar o simplemente no querer abordar.

Aquí no hay reacción ante semejante crisis. No hay reclamo de auxilio suficiente ante los oídos sordos de autoridades inoperantes que, seguramente, en plenos tiempos electorales están ocupados en temas de “mayor rentabilidad política”.