Intereses ajenos a la militancia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus fundadores en Chiapas podrían consumar el próximo mes de agosto el secuestro definitivo de los cargos directrices del partido en la entidad. Esa fue la advertencia hecha por los propios concejeros estatales, militantes y fundadores de Morena hace unos días en la capital chiapaneca.
Lo que sucede al interior del partido que hoy gobierna la entidad y el país entero ha encendido las alarmas con miras al Tercer Congreso Nacional y la consecuente renovación de las representaciones distritales y las dirigencias estatales... Y no es para menos.
A decir de los propios concejero nacionales, lo que se ha estado orquestando desde algunas cúpulas morenistas es realmente grave. Se tiene la clara intención, aseguran, de llevar a acabo elecciones “a modo” para imponer en los cargos representativos a personas ajenas a las bases morenistas que les permitan tomar o mantener el control del partido rumbo a 2024.
Este último atraco a la militancia comenzó después del pasado congreso nacional realizado en 2020. Así, lo que se supone tendría como objetivo primordial el relevo de Yeidckol Polevnsky terminó por convertirse en una violación flagrante a los estatutos del partido que se mantuvo en secreto hasta hace unos días con la publicación de la convocatoria para las asambleas distritales del 30 y 31 de julio.
Sin que la militancia fuera informada abiertamente y sin que los concejeros nacionales fueran convocados para votar cualquier modificación, importantes artículos estatutarios fueron suprimidos o reformados ilegalmente por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Se trata de los casos específicos de los artículos 6 Bis y 24, referentes a los “candados” establecidos originalmente para poder ser elegible como concejero distrital y, por lo tanto, como futuros dirigentes estatales.
En pocas palabras, en CEN ha abierto las puertas para permitir que personas que fueron recientemente miembros de otros partidos o son ajenas a las bases puedan acceder de manera inmediata a la concejerías esttales; todo mediante una afiliación masiva, exprés y discrecional de nuevos militantes, incluso mayores de 15 años, que sólo servirán para engordar votaciones a favor de “los alfiles”.
Los concejeros nacionales y estatales han sido muy claros en señalar que el padrón del partido Morena actualmente no es confiable, real y transparente. Aseguraron que, pese a las solicitudes hechas y lo establecido en los estatutos, el padrón no fue depurado y hecho público a la militancia desde el mes de junio, como debía hacerse previo al Congreso Nacional, por lo que hoy no existe certidumbre sobre la legalidad de las votaciones próximas.
Al menos en Chiapas las intenciones son evidentes, dicen. Aquí las apuestas de “los traidores” a las bases están enfocadas en mantener la dirigencia estatal del partido, mediante la negociación de consejerías distritales con personajes turbios, ligados recientemente a otras fuerzas políticas. El riesgo, aseguran, es que con ello finalmente los intereses ajenos y las mafias externas tendrán las puertas abiertas para consumar el secuestro total del partido.
Esta vez no serán solamente las candidaturas, sino también los cargos de representación interna y las dirigencias estatales. Todo a costa del desplazamiento definitivo de las militancias y las bases fundadoras, que ya bastante han sido insultadas en procesos recientes.
Es así como Morena, especialmente en Chiapas, enfrenta una de sus mayores encrucijadas frente a una contaminación interna que avanza rápidamente; que además ha convertido muy pronto al partido en un trampolín de rescate para personajes turbios del pasado reciente; y que no muy tarde podría cobrarles la factura en un inminente contexto electoral ya sin López Obrador en la presidencia y retirado de la vida pública… así las cosas.