El Covid-19 ha dejado como saldo mucho más que contagios y muertes por la enfermedad. La otra pandemia, la de la violencia generada por la crisis epidemiológica ha tenido también fuerte impacto al interior de las familias mexicanas, pero sobre todo en lo que respecta a las agresiones contra las mujeres, como sector más vulnerable.
De acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), tan sólo durante los primeros seis meses de 2020 se documentaron en el país poco más de mil 840 asesinatos violentos contra este sector. La gran mayoría de los crímenes fueron cometidos al interior de sus centros de trabajo y sus propios hogares.
En medio de la emergencia sanitaria la violencia se agudizó en México. De enero a junio del 2020 se registraron en promedio 10 asesinatos de mujeres al día. El 73 por ciento de estos crímenes fueron cometidos con disparos con armas de fuego y estrangulamiento. El resto de los asesinatos se generó por fuerza física, “empujones” desde lugares elevados, maltrato, abandono, agresiones sexuales u homicidio sin especificar.
Los registros también evidencian una creciente tendencia de las muertes violentas de mujeres durante la pandemia. Aún con el confinamiento estricto que paralizó gran parte de las actividades y la movilidad, en todo el país el total de asesinatos de mujeres creció 0.6 por ciento en comparación con el mismo periodo del 2019.
En nuestro estado la situación parece ser aún más grave. De acuerdo a datos del Observatorio Ciudadano Chiapas (OCCh), en comparación con el año pasado, en la entidad chiapaneca la cifra de carpetas de investigación sobre feminicidios registró un repunte del 40 por ciento. Así, aunque el resto de la entidad mantuvo la misma tendencia, fueron los municipios de la zona indígena quienes reportaron el mayor índice de violencia de género.
Según el mismo Observatorio Ciudadano, durante el año pasado los municipios con mayor índice de asesinatos violentos cometidos contra mujeres en Chiapas fueron: Metapa, Coapilla, Benemérito de las Américas, Mitontic, Ostuacán, Catazajá, Juárez, Las Rosas, Tuzantán y Jiquipilas. Los delitos de violencia intrafamiliar se elevaron en Tapachula, Mapastepec y Tonalá; mientras que el delito de violación tuvo un repunte preocupante en Frontera Hidalgo, Soyaló, Santiago El Pinar y Chalchihuitán.
Tan sólo durante diciembre del 2020 en Chiapas se abrieron cinco carpetas de investigación por el delito de feminicidio, lo que significó un 66 por ciento más que en diciembre del 2019. La entidad ocupó el décimo lugar con mayor número de casos de feminicidio por cada 100 mil habitantes durante el último mes del año.
No es un dato que sorprenda. Durante los últimos meses lo casos de violencia feminicida han acaparado buena parte de la agencia mediática en Chiapas. Se trata de un fenómeno social que debe ser atendido con premura por las autoridades para habilitar nuevos mecanismos eficientes de atención ante una Alerta de Violencia de Género A(VG) en Chiapas que ha sido plenamente superada.
Cabe recordar que en Chiapas la AGV fue declarada desde noviembre de 2016 para los municipios de Comitán, Chiapa de Corzo, San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Tonalá, Tuxtla Gutiérrez y Villaflores. Como parte de estas medidas la entidad, debieron implementarse acciones específicas que atendieran la violencia de género contra las mujeres indígenas, establecieran medidas de prevención al delito, agilizaran la resolución de casos y disminuyeran las cifras. Sin embargo, a 4 años de haberse decretado la Alerta, las medidas siguen sin cumplirse… así las cosas.