El crimen organizado debido a su diversificación, logró infiltrarse e impactar en el 78% de los sectores económicos del PIB del país a lo largo de diez y ocho años de complacencias presidenciales y de altos directivos de Pemex y dirigentes sindicales y partidistas. Estas organizaciones criminales sustentan la fortaleza económica nacional. El enemigo no solo está dentro de la paraestatal, quienes representan el de mayor potencial como mecanismo para el robo, sino también toda una red de corrupción externa que se abastece de los ductos y también de los buques cisterna que contiene el combustible de importación a México, de empresarios gringos que también deben ser investigados y castigados. Entiéndase la magnitud del problema que enfrenta el gobierno de Amlo y nosotros los mexicanos en esta batalla.
A casi mes y medio de asumir el cargo, Amlo enfrenta problemas consecuenciales que heredamos de los gobiernos huachicoleros para castigar a los responsables debido a que las leyes son laxas para el castigo, la responsabilidad. Sin la aprobación de la ley que determina delito grave este robo, los penalizados saldrían gloriosos de las cárceles y el problema podría ser más gordo aún. Debemos esperar y aguantar las consecuencias de las decisiones para establecer esta guerra que nos pega a todos. Recordemos que “La Patria es Primero” y el sacrificio por la reivindicación exige un mayor esfuerzo ciudadano. Entiéndase porque la mesura de nuestro presidente para ir hilvanando la defensa de la patria y la recuperación de la soberanía nacional. Cualquier improvisado, pero con voluntad y compromiso, se habría ido de hocico contra el Huachicoleo desestabilizando social y financieramente sin alcanzar resultados anhelados como los que estoy seguro se obtendrán en este desafío sin precedentes.
La acción asumida por el Estado contra la corrupción y en específico contra el Huachicol representa para la actual administración, más allá de una implementación del Estado de derecho, una lucha de poder en la que el Estado deberá triunfar a costa de lo que sea. Y esto lo sabe Amlo, y su gabinete debe entenderlo así. Si pierde Amlo esta batalla, los mexicanos habremos perdido la guerra con un costo verdaderamente aterrador, incalculable. No apoyar esta lucha sería tanto como darle una pistola a quien está asaltando a tu esposa o hijos. La postura del panísmo es temible, evidente y complaciente con el crimen organizado. Yo no pertenezco a ningún partido político y jamás he participado, pero siempre he estado en contra del Prianísmo por sus acciones y más aún, por sus resultados.
Los promotores de esta actividad delictiva recriminable que gobernaron al país son los que hoy exigen acciones contrarias a la lógica, mientras que, en su gobierno, solo acrecentaron la extracción e implementaron las redes de redistribución, incluyendo empresas transnacionales como Coca-Cola y otras muchas más que saldrán a relucir en breve. Esto podría tomarse como traición a la Patria. En fin, aquí hay mucha tela de donde cortar y veremos rodar cabezas. “Si Amlo no las tira, iremos el pueblo por ellos” se escucha por las aceras. Soplan vientos de justicia…