Diego Valera, entre el cinismo, la ilegalidad y el oportunismo (En la Mira) Héctor Estrada Lo sucedido viernes pasado en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) del estado de Chiapas es el claro ejemplo de lo errores garrafales de formas e incongruencias sistemáticas dentro de la política mexicana. Y es que, protestar en alusión a supuestas ilegalidades haciendo uso de las mismas, honestamente, raya en el cinismo absurdo.

Para quienes no estuvieron al tanto de lo acontecido, resulta que el pasado 18 de agosto un grupo de supuestos militantes perredistas arribaron a las nuevas instalaciones del Comité Ejecutivo Estatal del PRD para entrar, tomar el edificio y realizar una protesta en contra de la celebración del Consejo Estatal, debido a la supuesta intervención del presidente del legislativo estatal, Eduardo Ramírez, en la próxima elección.

Pero la protesta estuvo encabezada ni más ni menos que por “otro verde”: Diego Valera Fuentes. El diputado federal, apelando a la amnesia ciudadana, se enfundó en una supuesta “indignación de militante” para salir a las calles y exigir la realización de un proceso interno sin la intromisión de personajes de otros partidos.

Más allá de la veracidad o no de los señalamientos, a simple vista, el hecho estaba cargado de incongruencia absoluta. ¿Qué calidad moral tiene Diego Valera para encabezar protestas de ese tipo al interior del PRD? ¿Cómo puede hablar de deslealtades, oportunismo e intromisión de otras fuerzas políticas dentro del perredismo estatal cuando él mismo es un ejemplo de todo lo que ahora denuncia?

Diego Valera sigue sirviendo al mismo amo, pero desde colores distintos, bajo la complicidad de un pequeño grupo perredista dispuesto a negociar posiciones desde la dirigencia nacional. Valera Fuentes no se ha desmarcado de Manuel Velasco Coello y no lo va a hacer mientras el gobernador verde se encuentre en el poder. Desde febrero que se incorporó al PRD no ha fijado ninguna postura de denuncia contra el Gobierno de Chiapas y Manuel Velasco.

Desde el PVEM o el PRD el diputado federal ha guardado el mismo silencio y la complicidad de siempre sobre los actos de corrupción en Chiapas. Finalmente, tiene muy presente, que es justo a Manuel Velasco a quien le debe su escueta carrera política, con cargos patrocinados como la Secretaría de Pesca y la propia diputación federal.

Por eso resulta verdaderamente cínica su presencia y protagonismo en la protesta del pasado viernes. A lo anterior súmele usted el acompañamiento de figuras como Agustín Bonifaz Herrera, recientemente expulsado del PRD por la dirigencia nacional, debido a apoyar abiertamente la candidatura de Luis Armando Melgar Bravo, poniendo a su disposición la agrupación perredista que lidera.

Agustín Herrera fue denunciado recientemente por tener presuntos nexos directos con actos delincuenciales como extorción agravada, tráfico de drogas y delincuencia organizada. Sin embargo, estaba ahí junto a Valera Fuentes. Irrumpiendo en las instalaciones de un partido del que ya no forma parte y del que fue expulsado por traición flagrante. Ese tipo de personas fueron las que respaldaron semejante acto de cinismo puro.

Y la protesta fue más allá. Las formas simplemente se olvidaron entre la adrenalina. El vandalismo le ganó a la política y los rastros quedaron expuestos en un edificio pagado con las prerrogativas que, valga de paso decir, emanan de los recursos públicos de todas y todos. Los manifestantes no sólo tomaron por la fuerza las instalaciones, grafitearon y causaron perjuicios materiales al interior de un inmueble que no tiene ni dos meses de haber sido concluido. Y las denuncias penales se encuentran ya en proceso dentro de las instancias judiciales.

Más allá de las acusaciones entre ambos frentes. El error imperdonable tiene que ver con las formas y los protagonistas. Por eso la protesta de este viernes carece de legitimidad, insulta por su cinismo desbordado y, por su puesto, deberá desencadenar las consecuencias legales correspondientes por el grave error en los procedimientos utilizados… así las cosas.