*Luego de haber dado unos meses de tregua a la ciudadanía, el gremio magisterial vuelve a las calles enarbolando la bandera de la lucha contra la reforma educativa.

Hoy el movimiento magisterial debe buscar nuevas formas de manifestarse sin afectar a la sociedad en general; la toma de gasolineras y el reparto del combustible, en nada contribuye para que sean escuchadas sus demandas, por el contrario, se exponen a que el estado los desaloje por la destrucción y robo del combustible.

El magisterio es, sino el único, pero sí el más fuerte del gremio sindical y que ha contado con el apoyo y simpatía de la sociedad, por lo que las diversas formas de manifestarse deben enfocarse a no perjudicarla.

Así también, deben evitar las menores afectaciones posibles a la niñez, como el de llenarlos de tareas para que avancen en la programación por la suspensión de clases, no les generara ninguna enseñanza. Esperemos que los líderes piensen y se organicen en nuevas formas de expresarse. 

* Un aniversario más de la expropiación petrolera. Resulta criticable celebrar la expropiación petrolera, estando toda esa industria hoy en día en manos de la iniciativa privada, incluso teniendo inversión extranjera.

Es contradictorio, que, en su momento, el Presidente Lázaro Cárdenas haya luchado para exigir reconocimiento laboral a las empresas que explotaban al trabajador, que al expropiar el petróleo esa riqueza se quedara en el país, tal parece que esos ideales se han hecho a un lado y se busca deshacer de la industria petrolera como un lastre para la economía.

En lugar de inyectar recursos para crear nuevas refinerías para procesar el petróleo y tener los derivados de las gasolinas, para con ello fortalecer la ya devaluada situación económica por la que atraviesa el país.

La agonía de Petróleos Mexicanos (PEMEX), ya es de mucho tiempo atrás los malos manejos y la corrupción hicieron que se extinguiera la gallina de los huevos de oro. Si volviera a vivir Don Lázaro Cárdenas se moriría de coraje.

“No te ahogarás por caerte en el mar, sino por no salir de él. Paulo Coelho.”