En la mira (El “satanizado” magisterio estatal) Por Héctor EstradaHéctor Estrada
El “satanizado” magisterio estatal

Este miércoles el magisterio en Chiapas salió nuevamente a las calles para protestar la Reforma Educativa y la serie de modificaciones emanadas de ésta que ya han comenzado a tener los estragos que tanto temieron, con pagos retenidos y hasta cheques de nómina con descuentos no especificados.

Las formas caóticas con las que los profesores adheridos a la Sección 7 y 40 del SNTE realizan sus manifestaciones han provocado la “satanización” de sus protestas. La obstrucción de importantes vialidades en las principales ciudades del estado y la toma de casetas en autopistas o centrales de distribución de combustible han vuelto loco a más de uno.

Otros tantos se desgarran las vestiduras acusando el “inconsciente” abandono de miles de estudiantes que se quedan sin clases para que sus profesores salgan a protestar. Con el paso del tiempo y el largo expediente de marchas periódicas el asunto parece haberse convertido en un tema cada vez menos soportable e inadmisible.

Pero más allá de las descalificaciones, la inconformidad magisterial tiene un sustento lógico que le está pegando directamente en donde más duele a los trabajadores: en la falta de trasparencia e inestabilidad en sus sueldos, con formas de pago alteradas que a cualquiera generaría desconfianza e inseguridad.

Para que usted entienda una de las razones fundamentales que movilizaron a centenares de docentes este miércoles, es necesario explicarle que desde hace meses muchos de ellos no están firmando nómina, no están recibiendo comprobantes de honorarios y sus cheques sin talón comprobable están siendo impresos sin especificar los descuentos que les son aplicados con evidente discrecionalidad.

El pretexto de la Reforma Educativa está sometiendo nuevamente al sector docente a una serie de arbitrariedades que si bien podrían tener una razón legal o administrativa como parte de la centralización de la nómina magisterial, hasta el momento no ha tenido explicaciones claras y convincentes que eviten el enfado de los sindicatos docentes.

Y es que, aunque la “guerra” contra la controversial Reforma Educativa se perdió hace ya dos años cuando los líderes sindicales terminaron por ceder ante el gobierno en la histórica batalla que se libró en las calles y explanadas del país, no podemos exigir a los docentes que se suman en el silencio ante los atropellos.

Pese a que las formas disgustan a muchos, se debe reconocer que el magisterio nacional continúa siendo el único gremio o sector organizado que se manifiesta más allá de las redes sociales, que sale a las calles para confrontar a las autoridades y se niega a morir sumido en el miedo y conformidad rabiosa con la que hoy viven otros tantos sectores.

Lamentablemente en México las acciones radicales parecen haberse convertido en las pocas formas para ser escuchado. Poco a poco se han dejado menos alternativas a los desesperados por las injusticas, con autoridades educativas que tienen en su falta de transparencia y diálogo gran parte de la responsabilidad en torno a un dinamitado magisterio que no cesa de “gritar”.