¿Quién ordenará a la ciudad?Artículo Único

Angel Mario Ksheratto

@ksheratto

Uno de los graves problemas de Tuxtla Gutiérrez, es su crecimiento desordenado, cuya inmediata consecuencia, es la afectación del medio ambiente, además del deterioro social. La ciudad, claramente, no fue diseñada con visión futurista. Urbanísticamente hablando, Tuxtla es un inmenso pueblo, sin vías de comunicación adecuadas y sin planeación apropiada.

Muchos son los factores que han hecho de ésta, una ciudad caótica. La migración permanente sin controles específicos y la explosión demográfica, también han contribuido a la anarquía citadina. Pero el factor preponderante ha sido la irresponsabilidad gubernamental para tratar, desde la raíz, el asunto.

Desde la década de los 90 en el siglo pasado, los asentamientos urbanos se dispararon en Tuxtla de manera desproporcionada; cientos de ciudadanos del exterior, se mudaron a la capital, aprovechando la “generosidad” de políticos y “líderes sociales” que buscaban afanosamente aumentar el caudal de votos durante las elecciones. Se fundaron, entonces, decenas de colonias y fraccionamientos en terrenos no aptos para ser habitados.

Muchos años después de haber sido alcalde de Tuxtla, Julio César García Cáceres, me dijo que su peor error había sido permitir los asentamientos en la zona norte de la ciudad. “Las condiciones para meter los servicios primarios, son nulas; es mucha inversión para meter drenaje y agua potable por la elevación y por la formación del suelo”, dijo.

En colonias como “Natalia” y “Los Capulines” (1, 2 y 3), en cada temporada de lluvias, las calles quedan en condiciones deplorables. Esto por las condiciones de suelo que no “agarran” adecuadamente el pavimento. “El Chimbo”, como popularmente se le conoció al difunto exalcalde, definió el asunto: “en esas colonias la inversión es permanente; yo había recomendado la reubicación de los habitantes de esas colonias, pero pronto descubrimos que salidos unos, entrarían otros y habríamos creado un círculo vicioso interminable”.

Muchos otros alcaldes han tratado el problema del crecimiento desordenado de la capital, pero se han quedado en la comodidad del paliativo, antes de llegar al fondo y encontrar una solución permanente al principal inconveniente de una ciudad que vacila entre la modernidad y el estancamiento.

No solo en cuestión de urbanismo, vivienda y servicios básicos, la ciudad es el caos total. Ahí tenemos un transporte tan desordenado, que hoy, el pago por éste es el más caro del sureste, si no del país entero. La mayoría de las unidades, están en pésimas condiciones y los conductores de éstas, son los más mal educados de todos los servidores públicos. Un taxista, por ejemplo, cobra lo que le da la gana. Éste, claro está, no es un problema del Ayuntamiento, pero que podría solucionarse si éste y las autoridades del transporte, se juntaran y obligaran a los transportistas a cumplir con el reglamento.

Ordenado el transporte, podría pensarse en ordenar las vialidades. Si una ciudad hay en el mundo donde nadie tiene una pizca de educación vial, es Tuxtla Gutiérrez. En el boulevard “Belisario Domínguez”, construyeron una especie de ciclovía que nadie respeta: taxis, combis del servicio público, autobuses y hasta patrullas, la utilizan, poniendo en riesgo a los ciclistas. Es parte del caos, del desorden, de la falta de autoridad moral para imponer las normas y sancionar a quienes las infrinjan. Es que somos una ciudad desordenada.

Desde hace unos días, empezaron las campañas políticas. Y no hemos oído, de ningún candidato, del partido que sea, una propuesta sobre el replanteamiento territorial de Tuxtla, ni de un desarrollo metropolitano integral, ni para eficientar el suelo urbano, menos de movilidad y vialidades; tampoco para el tema de la vivienda y mucho menos, para la recuperación y reintegración de barrios… ¿Se acuerdan de esa idea?

Ordenar a la ciudad, debería ser tema prioritario. Tuxtla Gutiérrez, va camino a ser una de las ciudades potenciales del sureste. Pero requiere ser parte de un concepto diferente; necesita urgentemente una administración futurista, que sepa cómo, dónde y cuándo invertir. Los paliativos, solo retrasarán el desarrollo de la ciudad. Se requieren acciones visionarias, actos contundentes.

Solo una ciudad ordenada tendrá servicios básicos adecuados. Porque ahí, habitará gente responsable, comprometida con su desarrollo y sus autoridades municipales y será ésta misma, la que lo logre. Pero si solo se ofrecen paliativos, seguiremos en las mismas condiciones que las del siglo pasado.

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