Pretensiones truncadas (Artículo Único) Ángel Mario Ksheratto El tema de la seguridad en la capital del estado, es sin duda, la enorme piedra en los zapatos del alcalde Carlos Morales Vázquez, que tampoco en otros temas, ha tenido capacidad resolutiva y sí, en cambio, ha mostrado exceso de soberbia, prepotencia e indiferencia ante el reclamo generalizado de mejores condiciones para vivir con tranquilidad.

El infranqueable dique que ha significado la nula atención a las víctimas de actos criminales es, además, un impedimento natural a su pretensión de reelegirse en el 2021, toda vez que, aparte de asumir una actitud distante de los tuxtlecos, ha abierto frentes de guerra por todos lados que le han generado antipatías y debilitado de tal forma que hoy en día, los ciudadanos le consideran el peor presidente municipal de la historia reciente de la ciudad.

Peor aún: se han adelantado los tiempos sucesorios, en los que, en el ánimo de la población, no figura el actual edil, pese a que él ha puesto en marcha una campaña electoral subrepticia, gastando de más en publicidad cibernética y propaganda fatua, engañosa.

El panorama no es nada halagüeño para Morales Vázquez, principalmente porque los personajes que han empezado a sacar la cabeza para ser vistos, tienen su propio capital político y, ante la ineficacia del edil, son vistos como una especie de salvación, frente a una administración chueca y diametralmente opuesta a la doctrina de la Cuarta Transformación.

El análisis, por lo pronto, se centra en el potencial de los que, en unos meses, estarán en la carrera para alcanzar la alcaldía. No tanto en los partidos políticos como tal, porque ésas instituciones, han perdido fuerza tras la derrota sufrida ante un partido emergente que, si bien arrasó en las elecciones del 2018, no ha podido consolidar una base social fuerte y, en los últimos días, ha caído en un mar de discrepancias, alegatos y pleitos de cantina.

Desde esa perspectiva, los escenarios, aunque variables, podrían ser favorables para candidatos independientes o una gran alianza de partidos que tendrían firmes posibilidades de ganar la elección en Tuxtla Gutiérrez; en ese contexto, solo un fraude descomunal (porque los milagros en las reelecciones no existen), podría otorgar, por segunda vez, el triunfo a un candidato que ha traicionado la confianza de los capitalinos.

Hay por lo menos, tres posibles ciudadanos que tendrían la oportunidad de rescatar a Tuxtla de la tragedia que vive en materia de seguridad; es muy probable que en el tema, ya estén considerando programas específicos para garantizar la paz y combatir a las bandas delincuenciales… Digo, si es que van en serio y con ganas de trabajar para los tuxtlecos.

Una alianza ciudadana les sería de mucho beneficio, puesto que, de ahí, de la ciudadanía, surgirían estrategias efectivas y programas realizables.

Y no se trataría de derrotar electoralmente al partido en el poder, sino, devolver a los tuxtlecos, la confianza en las instituciones, rota por la negligencia y soberbia del actual presidente municipal. MORENA, como ente político, se está derrotando solo y sería un error ciudadano, reelegir a quien ha llevado a la ciudad al caos, la anarquía, inseguridad y más pobreza en las zonas marginadas y de paso, ha contribuido al deterioro de su partido.

La capital, merece un gobierno fuerte, con autoridades firmes, pero sensibles y con un serio compromiso con el desarrollo colectivo; no más arribistas, ni políticos ambiciosos. Carlos Morales, desaprovechó su oportunidad y está en la obligación de, en el tiempo que le queda (si es que termina su mandato con eso que le falta el respeto incluso a las más altas autoridades del estado), guardar silencio y esperar el juicio del pueblo al que se le prometió, no robar, no mentir y no traicionar y nada de eso se ha cumplido.

Hoy no se trata de partidos políticos, sino de personajes, ciudadanos y alianzas; también, se trata de la urgencia de proteger vidas, patrimonios e instituciones. Se trata de armar cuadros reales entre los ciudadanos para que el día de la elección, cuiden cada voto.

¿Se podrá? ¡Claro que sí! Con voluntad, compromiso, seriedad, unidad y los pies sobre la tierra.

Transitorio

Recesión es recesión; crimen de Estado, es crimen de Estado. No hay medianías ni escapatoria. En lo primero, es la reducción de la actividad económica y lo segundo, un crimen de lesa humanidad, imposible de re categorizar de manera unipersonal.