La ingobernabilidad también es culpable (En la Mira) Héctor Estrada Los sangrientos acontecimientos ocurridos este fin de semana en San Juan Chamula son hasta el momento el ejemplo más alarmante de la descomposición social y la ausencia de gobernabilidad que han convertido a la entidad en una verdadera zona de convulsión donde los conflictos se desbordan y las autoridades parecen permanentemente ausentes.

La ejecución salvaje del alcalde Domingo López González, junto a cuatro personas más, en plena plaza central de Chamula, no puede por ningún motivo ser catalogada como un asunto aislado o de índole municipal. Está ligada directamente otros tantos conflictos en Chiapas cuya complicación reciente apunta a la misma causa evidente: el fracaso del actual entramado gubernamental en México.

Muchas son hoy las teorías sobre la cusas de fondo (oscuras o no) que movieron al grupo violento que terminó acribillando a Domingo López, su Síndico Municipal  y tres personas más. Algunos argumentos, que platean una causa más simple, hablan del incumplimiento en la entrega recursos estatales, mientras otros se aventuran a aseverar una posible venganza política, que tampoco dista mucho de las posibilidades reales.

El grupo de San Juan Chamula que este sábado tomó por asalto la alcaldía y asesinó al presidente municipal ya había sido vinculado con manifestaciones violentas en la capital chiapaneca, así como la reciente toma de la caseta de cobro en Chiapas de Corzo, donde terminaron siendo repelidos con gases lacrimógenos mediante la fuerza púbica.

Sin embargo, el acontecimiento más cercano que por su extrema proximidad ha causado sospechas fue el involucramiento de estos grupos extremos, por parte de autoridades municipales y estatales, en el reciente desalojo del bloqueo que integrantes de la CNTE y agrupaciones civiles tenían sobre la autopista entre San Cristóbal y Tuxtla Gutiérrez.

Algunos aseguraron, incluso, la operación política irresponsable para culpar a los grupos antagónicos de San Juan Chamula  de las agresiones contra la CNTE y generar así rivalidades entre ambos sectores incómodos para el actual aparto gubernamental. Aseveraciones aventuradas que entre los detractores del gobierno parecieron tener razones lógicas.

En todos los casos la ausencia del buen oficio político, las malas decisiones gubernamentales y la irresponsabilidad estatal parecen ser la constante. La intervención de los grupos antagónicos en Chamula para tomar por la fuerza la alcaldía fue anunciada de manera extraoficial entre las comunidades desde el viernes por la noche.

Por las mismas redes sociales la posibilidad de un hecho violento la mañana del sábado circuló en forma de rumores que no debieron tomarse a la ligera. Sospechosamente el propio EZLN lo advirtió con palabras escuetas. Pero los responsables de la paz social simplemente decidieron no hacer nada, porque ahora en Chiapas pareciera que el despliegue de la policía federal se ha vuelto un instrumento exclusivo de represión magisterial.

El conflicto en San Juan Chamula es sólo uno de tantos que hoy mantienen a la entidad en sus peores momentos de inestabilidad social. Porque si las formas de gobernanza no cambian, lo sucedido este fin de semana en Chamula podría repetirse en otros tantos focos rojos de Chiapas donde las cosas están ya en los mismos niveles de tensión política y social.

El cambio en la titularidad de la Secretaría General de Gobierno, como medida mínima para cambiar el rumbo de la política interna, debe ser un decisión inmediata e innegociable, pues la situación de la entidad hoy no es para menos y ha dejado muy en claro que los responsables de la gobernabilidad aquí definitivamente han fracasado en sus tareas.