Mentís a Borrayas (Artículo Único) Ángel Mario Ksheratto Algo no encajaba bien; no cuadraba. En el video que hizo circular en su cuenta de Facebook, durante una conferencia de prensa, Horacio Culebro Borrayas, lo dijo con perfecta claridad: año 2013. Sí, en ese año —aseguró—  se habría entrevistado con Gilberto Rivera Amarillas, acusado por los gobiernos de Guatemala y Estados Unidos de tráfico de drogas. La revista Proceso, de México, y el periódico Prensa Libre, de Guatemala, entre muchos otros medios, reportaron la detención del presunto implicado, hasta junio del 2016, fecha en la que realmente ocurrió.

También ofreció la versión, a diversos medios, que éste había sido detenido “en octubre del 2016”, mientras esperaba a un equipo de médicos cubanos que habrían de curarle de alguna enfermedad. Las autoridades guatemaltecas, sin embargo, dieron a conocer —oficialmente— que Rivera Amarillas, fue hecho prisionero el 9 de junio, en el aeropuerto Internacional “La Aurora”, cuando pretendía abordar un avión con rumbo a la ciudad de México.

Entonces, Culebro Borrayas, acusó a funcionarios y exfuncionarios de Chiapas de estar involucrados en las redes del tráfico de drogas a Estados Unidos; basó sus señalamientos en lo que fue una especie de declaración/confesión que le habría hecho Rivera quien, además, le giró la instrucción precisa y tajante de hacer público el contenido de ésta, solo en caso de ser extraditado a los estados Unidos. Hay que señalar que a algunos dijo que había sido convocado por el presunto traficante para “una consultoría legal” y a otros, que fue invitado “como director de un periódico”.

Muchos quedaron con serias dudas tras las fuertes declaraciones de Culebro Borrayas. El célebre periodista Eleazar Domínguez Torres, logró una entrevista con Cesar Augusto de León Maldonado. Es él, abogado defensor, en Guatemala, de Gilberto Rivera Amarillas. De entrada, el representante del acusado, califica las declaraciones del chiapaneco como “incoherentes, difamatorias y sin fundamento”.

Y ofrece detalles de los protocolos carcelarios en el país centroamericano, los cuales han sido corroborados como ciertos. Resulta incomprensible que un “abogado” o “periodista” extranjero, tenga fácil ingreso a una cárcel de máxima seguridad, especialmente si se toma en cuenta la gravedad de los delitos que se imputan al “interrogado” de Culebro y más, cuando el gobierno de Guatemala había autorizado la extradición hacia Estados Unidos. Según el abogado de Rivera Amarillas (que presentó a Domínguez Torres los memoriales oficiales que acreditan su defensoría del detenido) “ni a sus familiares les era permitido visitarle en la cárcel”.

Agregó que, de acuerdo al protocolo, todas las visitas deben ser autorizadas y notificadas al cuerpo de defensores, lo cual no ocurrió. Y suelta otros datos muy interesantes: Afirma De León Maldonado que en las fechas que ofrece el chiapaneco, no pudo ser posible que le haya visitado en “Pavoncito”, en virtud de haber estado, Rivera Amarillas, detenido en el Centro de Detención para Hombres “Fraijanes I”.

“Fraijanes” es, por decirlo de alguna manera, un complejo de centros penitenciarios, ubicado dentro de la finca “Fraijanes”. Ahí están el Centro de Detención para Hombres “Fraijanes I”, el Centro de Detención para Hombres “Fraijanes II”, la Granja Modelo de Rehabilitación “Pavón”, el Centro de Orientación Femenino (COF) “Fraijanes y el Centro de Detención Preventiva para Hombres en Reinstauración Constitucional, “Pavoncito”.

Hasta los últimos días de octubre del año 2016, Rivera Amarillas permaneció en “Fraijanes I”. En al menos dos ocasiones, Culebro Borrayas, asegura contundente que la referida cárcel, está “en la ciudad de Guatemala”; no es así. El complejo penitenciario se encuentra en la demarcación del municipio de Fraijanes, a aproximadamente 30 kilómetros de distancia de la capital guatemalteca. ¿A qué cárcel habrá ido?

No es la pretensión defender a nadie; sino exigir a quienes se ostentan como “luchadores sociales”, a conducirse con verdad. El hecho que el abogado del implicado salga para desmentir al señor Culebro, significa que el asunto, no se trata de un chisme de lavadero, sino de una acusación seria que debe ser debidamente documentada, antes de lanzarla a la opinión pública.

En primer lugar, porque pone en riesgo la integridad física de los personajes a quienes acusa y lo peor, arrastra al descrédito a medios de comunicación serios y comprometidos con la verdad, que son engañados para propagar infundios. Culebro dijo haber entregado más de 10 mil fojas de pruebas a la DEA, el FBI la CIA; que las presente a los medios de Chiapas para determinar si miente o no. Ahora está, más que nunca, obligado a aportar pruebas, no solo dichos.